Tras la aplicación del llamado apagón
analógico en Tijuana, que implica que aquellos que no tengan televisores
digitales no podrán recibir la transmisión de las señales de televisión abierta,
el Comité de Radio y Televisión del Instituto Federal Electoral tomó un acuerdo que
asume que los ciudadanos de esa frontera son discapacitados mentales.
Dado que esta semana entró en
vigor esa disposición, aplicada por la Comisión Federal de Telecomunicaciones, El
Consejo General del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Baja
California, cuyos integrantes también piensan que la gente que votará en los
comicios locales es incapaz, pidió al IFE que intervenga para lograr que se
suspenda esa medida hasta después de las elecciones.
Tras recibir la solicitud de
apoyo, el citado comité realizó una sesión especial, en la que, por unanimidad
de sus miembros y con el consenso de los representantes de todos los partidos,
se acordó pedir a la Cofetel para que se restablezca la transmisión analógica de
las señales de televisión abierta en esa ciudad hasta después del siete de
julio.
El acuerdo señala que el órgano electoral
local está preocupado porque los residentes de Tijuana no podrán “razonar” su
voto ante la imposibilidad de que reciban los mensajes de las autoridades
electorales y de los partidos políticos, por lo que no podrán contar con
mayores elementos para decidir su voto.
La solicitud de apoyo de los
consejeros electorales de Baja California y el acuerdo del Comité de Radio y Televisión
del IFE, debiera resultar ofensiva a los tijuanenses ya que consideran que no
tienen la capacidad de pensar por sí solos y que por eso necesitan del apoyo de
los mensajes televisivos para poder tomar su decisión por quien votar.
Esa descalificación es más
evidente si tomamos en cuenta que los spots de las autoridades electorales y de los partidos políticos, con pocas excepciones,
se han caracterizado por sus pobres contenidos, tanto por lo limitado del
tiempo utilizado, como, principalmente, por los mensajes construidos a base de
ideas muy básicas e incluso con frases sueltas que poco dicen.
Peor es el caso de aquellos
anuncios que utilizan el texto dialogado cuya intención comunicativa si no
fuera discriminatoria pudiera resultar risible ya que se presentan situaciones
que se redactan pensando que el público
es tan falto de inteligencia que se requiere utilizar mensajes que no les
causen complicaciones o dificultades para lograr entenderlos.
En pocas palabras implícitamente toman
a los tijuanenses por débiles mentales ya que la capacidad de raciocinar es una
facultad del intelecto que depende de las habilidades naturales de cada
persona, aunque, efectivamente, en parte está también está relacionada con las
circunstancias personales y la educación.
La intención de que se reconecte
la televisión analógica en esa ciudad por el motivo expuesto, basado en esa forma
de paternalismo intelectual, muestra esa chocante actitud menospreciativa tan común
entre los políticos y servidores públicos mexicanos.
