jueves, 1 de septiembre de 2011

LA JUSTICIA TAMAULIPECA Y LOS IDOLOS DE BARRO

La detención del ex coordinador de asesores del ex gobernador tamaulipeco Eugenio Hernández Flores, acusado de secuestro, tortura y asociación delictuosa por denuncias presentadas en su contra por particulares desde 2008, también involucra un componente político.

Mario Ruiz Pachuca ingresó al penal de Ciudad Victoria totalmente desprovisto de la soberbia y prepotencia de la que hizo gala durante los años en que fue el principal colaborador de Hernández Flores.

Ahora no tiene mayor calidad que la de cualquier presunto delincuente.

Las acusaciones penales por las que se le giró orden de aprehensión derivan precisamente del abusivo ejercicio del poder en perjuicio de Alberto Garza Dragustinovis, editor de los periódicos El Cinco.

De manera enfermiza Ruiz Pachuca trató de arruinarlo. Nadie duda que lo hizo con la anuencia del ex gobernador a quien el editor acusaba de quererle robar unos terrenos de su propiedad localizados en la zona en la que se pretendió construir el desarrollo turístico de La Pesca.

Lo persiguió implacablemente utilizando al aparato gubernamental, incluidas las juntas de conciliación y arbitraje que supuestamente recibieron demandas laborales que fueron el pretexto para embargar bienes de sus empresas.

Garza Dragustinovis aguantó la embestida. Su caso documenta a cabalidad los alcances de la intolerancia irracional que a toda costa pretende acallar las voces críticas. Resistió en solitario y eso debería avergonzar a muchos porque fueron escasas las muestras de solidaridad que recibió de la prensa estatal.

El sexenio del “Geño” terminó. Ruiz Pachuca se fue. El Cinco no tardó en documentar su insultante riqueza, necesariamente producto del enriquecimiento ilícito.

El tamaño y el costo de la residencia que se mandó construir en su estado natal inmediatamente dieron una idea de cuánto dinero público quedó en sus bolsillos.

No puede uno menos que pensar un saqueo a manos llenas.

Su captura en San Luis Potosí generó diversos rumores sobre los delitos que se le imputan. Una de esas versiones era que había una acusación en su contra por el delito de peculado. También se publicó que lo detuvieron por enriquecimiento ilícito.

Finalmente la procuraduría de Tamaulipas aclaró que la causa penal que se sigue en su contra es por los delitos arriba señalados.

Sn embargo no puede dejar de observarse el componente subjetivo de este caso. El mensaje es claro y tiene destinatario. Es un manotazo político.

Todos sabemos que si las cosas fueran distintas, Ruiz Pachuca hubiera podido seguir siendo “Don Mario” allá donde no lo conocían bien.

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