El exagerado aumento al precio
del huevo parece tener una explicación en inmorales e ilegales prácticas de especulación
por parte de quienes tomaron como pretexto el brote de influenza aviar en los
municipios de Tepatitlàn y Acatic en el estado de Jalisco que provocó la despoblación
de granjas en esa región.
De acuerdo con información de la Unión
Nacional de Avicultores, el sacrificio de unos 8 millones de aves de postura
como parte de las medidas de contención de esa enfermedad, ha tenido como
consecuencia una baja en la producción de
huevo del orden del 7.9 por ciento.
Ese dato muestra que si bien hay
una menor oferta en el mercado la disminución no es tan drástica como para
haber causado el desabasto que se registra en prácticamente todo el territorio
nacional.
De hecho la representación de los
avicultores ha señalado que ese producto se está vendiendo a precios muy por
encima del que los productores lo venden a sus mayoristas y que el precio final
depende de la cadena de distribución que permite llevarlo al consumidor final.
Estos dos elementos, señalados en
un boletín de la citada organización, pueden permitirnos pensar que entonces nos enfrentamos
a un problema derivado de la manipulación de la oferta para presionar el aumento del precio de este producto básico.
La situación imperante a partir de la detección
del brote de influenza aviar en granjas de Jalisco ha causado ya un daño terrible a la población,
especialmente y como siempre a la gente
con menores ingresos para quienes este producto se volvió prohibitivo.
Sin tratar de minimizar el
impacto que la influenza aviar ha tenido entre los productores, debemos
considerar que esta es la parte más delicada del problema. Es gravísimo que hasta la fecha la población se
encuentre a merced de comerciantes inescrupulosos.
Además es increíble como esta contingencia
en el mercado del huevo se le fue de las manos al gobierno federal que a pesar
de las acciones que ha anunciado, no ha podido frenar esta escalada de precios ni
garantizar que el abasto del producto se normalice.
A la fecha no se ha informado sobre
los resultados del monitoreo que realiza la Profeco sobre la industria avícola
para detectar anomalías en la venta de huevo al público en general.
La escases tiene un componente
delictivo. Hay quienes con su conducta están
incurriendo en la comisión de lo que el código penal federal tipifica como “Delitos
contra el consumo y la riqueza nacional”.
Es ahí donde el gobierno necesita
ponerle huevos.
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