El pasado jueves 15 de mayo, apenas nueve horas después
de ocurrida la explosión en una plaza comercial de Reynosa, el gobierno de
Tamaulipas emitió un boletín en el que confirmó la muerte de tres
personas y difundió la relación de otras 16 que resultaron heridas en el
percance.
Tras dar a conocer esa información el texto hace alusión
a los daños personales y materiales en el área comercial y agrega: “siniestrada por
la explosión derivada de una acumulación de gas”. Esta versión sobre las
causas, resulta obvio por la premura con la que se difundió, no fue más que
una opinión preliminar debido a que aún no se realizaban los peritajes en
el lugar de los hechos.
El peritaje, según lo definen los especialistas, es un procedimiento “lógico, secuencial y
sistemático, orientado a la búsqueda de indicios, levantamiento de muestras,
determinación de los alcances destructivos y todo aquello que sirva para
la identificar los motivos de la explosión, incluso aclarar si se trata de un
acto provocado”.
Desconozco del tema pero me parece que tan solo a unas
cuantas horas de esta terrible tragedia, fue demasiado apresurado tratar de
hacer conclusiones sobre el origen de la explosión, especialmente porque no
tuvieron sustento técnico.
No cabe duda que los encargados de la
Coordinación General de Protección Civil de Tamaulipas emitieron una opinión
carente de fundamento, por tanto subjetiva y en consecuencia irresponsable.
Igualmente subjetivos fueron los comentarios de personas
que, principalmente en las redes sociales, señalaron que se trató de un acto
doloso. Se compartieron opiniones señalando que lo ocurrido fue
consecuencia de un atentado. Algunos hasta identificaron el origen
atribuyéndolo a un “bombazo”.
La comunidad tiene razón al poner en duda el trabajo de
las autoridades y en desconfiar del trabajo de los funcionarios
públicos. Por muchas cosas está totalmente justificada esta postura
de rechazo que la población ha asumido respecto de la actuación del gobierno.
Sin embargo, así como pienso que la versión inicial
de las autoridades estatales para
explicar lo que originó la explosión en la plaza comercial fue además de
apresurada muy irresponsable porque no tuvo elementos objetivos que la
soportaran, también creo que las opiniones de la gente que asegura que se trató
de un hecho intencional se hacen sin sustento alguno.
Nadie cuestiona le legitimidad de esta molestia social.
Son plenamente justificados la frustración y el coraje que provocaron la falta
de acciones contundentes para resolver el problema de la inseguridad pero
pienso que en medio del estado de crispación social que vivimos, provocado por
los hechos violentos de los últimos años, estas especulaciones solo provocan
más incertidumbre.
En estos momentos de conmoción tras la nueva tragedia que
ha enlutado hogares reynosenses, parece que se ahondan las ya
de por si profundas diferencias entre la sociedad y el gobierno.
Quienes propalan estas versiones, intencionalmente o no, lo único que
consiguen es acrecentar más el temor de la gente.
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