Tras el escándalo desatado por
las acusaciones, antes y después del primer domingo de julio, sobre la compra de votos que se le achaca al
PRI para apuntalar el triunfo de Enrique Peña Nieto, hasta el presidente Felipe
Calderón se metió al tema calificando como “inaceptable” esa práctica.
A pesar de que inmediatamente después
de que se conocieron los resultados de la elección presidencial, felicitó al ex
gobernador del Estado de México, Calderón ahora se dijo preocupado por “las
evidencias que van saliendo. Si me preocupa porque es un tema muy serio”.
Como el cinismo es una de las características
que distinguen a los políticos, con excesiva facilidad se muestran indignados
por la paja en el ojo ajeno. La compra
de votos, que se hace mediante diversas modalidades y que envilece a todos los
involucrados, es una práctica común en todos los partidos políticos.
Parece que al presidente ya se le olvido que en el 2006 llegó al cargo
gracias a la intervención de gobernadores priistas, entre ellos el de
Tamaulipas Eugenio Hernández Flores, y de la dirigente del SNTE, que el día de la elección
pusieron en marcha una operación para acarrear gente a las urnas y así
allanarle el camino a Los Pinos.
En el proceso electoral en curso
se constató también que con tal de tratar de ganar, los políticos son altamente
capaces de violar la ley como quedó de manifiesto con la filtración de la
llamada telefónica en las que un empresario reconoce haber entregado 110
millones de pesos al dirigente nacional del PRD para la campaña de Andrés
Manuel López Obrador,
Por el lado de los blanquiazules
las cosas no fueron muy diferentes. Por
ejemplo ahí están los resultados electorales del domingo en el estado de Tamaulipas, en donde el PAN ganó
la elección presidencial, la senadurías de mayoría y seis de las ocho
diputaciones.
Esos triunfos fueron el producto
de varios factores, entre ellos el que los candidatos priistas fueron abandonados
a su suerte, pero preponderantemente fueron
consecuencia de la habilísima utilización
de los programas sociales de gobierno federal
Esos programas fueron una
herramienta estratégica para que al final casi todos los candidatos panistas
derrotaran al PRI en el estado.
Con programas como Oportunidades
a su disposición, ya que uno de sus subalternos es delegado de Sedesol en
Tamaulipas, el ahora senador electo Francisco García Cabeza de Vaca desde meses
antes de la elección construyó una poderosa plataforma para ganar la senaduría.
Tan eficiente resultó su
estrategia que incluso influyó para que varios candidatos a diputados federales
con muy escasos merecimientos personales y políticos, como los de los distritos
de Nuevo Laredo, Reynosa y Rio Bravo, Glafiro Salinas Mendiola, Humberto Prieto
Herrera y José Alejandro Llanas Alba, respectivamente, también ganaran.
A pesar de que García Cabeza de
Vaca aún perdiendo llegaría al senado, utilizó
todos esos medios a su alcance para llegar por la vía de mayoría relativa porque ser la única
manera de ponerse en la punta de la carrera por la gubernatura en el proceso
local del 2016.
Por eso, gracias a su personalísimo interés,
Tamaulipas tendrá varios diputados de medio pelo.
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