En los últimos meses desde los
sectores público y empresarial se ha celebrado la recuperación del sector
manufacturero de Reynosa ya que se estima que en el corto plazo se generarán
unos 14 mil empleos.
Hay que recordar que la crisis
internacional del 2008 tuvo repercusiones brutales en la industria maquiladora
de exportación instalada en la ciudad. Entre 2009 y 2010 más de 26 mil personas, aproximadamente la cuarta parte de quienes trabajaban en el sector, perdieron
su empleo.
A la fecha, las maquiladoras
tienen una plantilla de poco más de 100 mil empleados, número similar al de 2007. Actualmente
el fortalecimiento de esta industria ha generado una necesidad extraordinaria de
mano de obra.
Para las autoridades es algo que
debe resaltarse. Enfatizan que la creación de varios miles de empleos en este
sector productivo es consecuencia natural de la característica que ha llevado a que Reynosa sea denominada como “La capital del empleo en Tamaulipas”
Algo que llama la atención es que
representantes de las empresas y de los sindicatos industriales insistentemente señalan que se buscarán todas las alternativas posibles para la
contratación de personal, antes de empezar a buscar trabajadores en otras
entidades del país como ocurrió hace años.
Hace unas dos décadas el crecimiento
que tuvo esta actividad generó una enorme oferta de empleo. Esto atrajo a miles de personas provenientes de otras zonas
de Tamaulipas o de entidades vecinas, principalmente Veracruz.
La característica común que
tenían los inmigrantes que vinieron a
ocuparse en las maquiladoras es que procedían de regiones con alta marginación. La
mayoría tenían escasa instrucción, lo que no impidió que fueran contratados ya que la industria requería mano de obra intensiva
Este fenómeno marcó el nuevo
perfil de la ciudad. La demanda de vivienda generada por el arribo de miles de
personas que huyeron de la miseria para convertirse en obreros de maquiladora fue aprovechada por empresarios y funcionarios inescrupulosos que se
enriquecieron a costa de sus necesidades.
En esa época el Infonavit autorizó
decenas de miles de créditos para la compra de viviendas. Surgió entonces un multimillonario negocio que fue
aprovechado por gente deshonesta.
Las casas en promedio tienen 39 metros cuadrados de construcción, fueron edificadas con muy mala calidad, no cumplen con elementos mínimos de
habitabilidad y están asentadas en fraccionamientos también con graves vicios
ocultos, generalmente en zonas no aptas para urbanización.
Esa política de vivienda impulsada
en Reynosa, además de criminal desde el punto de vista social ya que a la gente
se le impusieron terribles condiciones de habitación también provocó el empobrecimiento de
la calidad de vida en la ciudad.
La codicia de funcionarios
municipales, estatales y federales los llevó a coligarse con empresarios
corruptos para llenarse los bolsillos robándoles el presente y el futuro a
quienes llegaron aquí empujados por su miseria.
Su conducta venal también condenó
al resto de la población a sufrir por la profunda crisis urbana que inmediatamente detonó,
que se agudizó en los últimos años y que, ya no digamos resolverse, dificilmente podrá paliarse en el largo plazo.
Del desorden que se generó por el
crecimiento de la industria maquiladora no puede culparse directamente a las
empresas. Es una consecuencia de la irresponsabilidad social de quienes a final
de cuentas llegaron al servicio público solo para enriquecerse.
Reynosa, efectivamente, es la
principal ciudad del estado en la generación de empleo. Sin embargo a la vista
de las consecuencias no es algo que de lo que pueda presumirse.
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