En la víspera del término del periodo de Francisco Garza de Coss como presidente estatal del PAN en Tamaulipas, este partido atraviesa una crisis provocada principalmente porque para los grupos que pretenden el control de la dirigencia no existe la palabra de negociación.
Sus diferencias políticas siempre terminan en confrontación. Entre los panistas tamaulipecos, sus disensos fácilmente se convierten en pleito. Sus disputas los empujan a buscar el más mínimo error del contrario para tratar de despedazarlo. Están siempre al acecho de su enemigo.
El escándalo en el que se encuentra envuelto Garza de Coss, debido a una serie de filtraciones sobre presuntos malos manejos de los recursos económicos del Comité Directivo Estatal, tiene como trasfondo el interés de que abandone de la peor manera la presidencia estatal del partido.
Las acusaciones en su contra por malversación de las prerrogativas que recibió la dirigencia a su cargo, que incluso fueron parte de un procedimiento judicial ante el Tribunal Federal Electoral, penosamente para Garza de Coss parecen ser ciertas.
Las filtraciones son como para darle la puntilla política.
El grupo político del actual director general de la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra, el ex alcalde de Reynosa Francisco García Cabeza de Vaca, es el principal promovente de la situación que atraviesa el PAN en Tamaulipas.
Garza de Coss fue el instrumento de varios grupos contrarios a García Cabeza de Vaca que haciéndolo presidente del partido le cerraron el paso al ahora funcionario federal en su intento de hacerse del control de la dirigencia. Quienes apoyaron a Garza de Coss para convertirse en presidente estatal panista actuaron motivados únicamente por el odio que sienten contra el director de la CORETT.
Ahora, para cobrarse la afrenta pero especialmente para intentar hacerse del control de las estructuras burocráticas del partido en el estado y tratar de allanar el camino para que García Cabeza de Vaca pueda convertirse en candidato a senador, de primera minoría preferentemente, se han ido con todo en contra de Garza de Coss.
Lo peor para el actual dirigente es que por su pobre conducción del partido, las fundadas sospechas de que se robó dinero de las prerrogativas y su incapacidad para mediar incluso con quienes lo llevaron a la dirigencia estatal, lo tienen con un pie en la calle.
Eso ha propiciado que la contienda por sustituirlo se haya convertido literalmente en una gresca.
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