El caso del regidor Alejandro Silva Sandoval, quien es señalado de haber falsificado varios documentos para poder ser postulado candidato en la planilla de la coalición PRI-Verde en la elección del Ayuntamiento de Reynosa de 2010 es una muestra de las prácticas viciosas que imperan en los partidos políticos.
Las acusaciones en su contra de haber presentado una carta de las autoridades municipales en la que se hacía constar que tenía al menos los tres años de residencia en el municipio como exige el código electoral, sin que reamente cumpliera con ese requisito es un asunto grave.
Poco menos de tres años antes de su registro como candidato a regidor en Reynosa, Silva Sandoval fue postulado por el Partido Verde Ecologista como candidato suplente a diputado local por el desaparecido Quinto Distrito, con cabecera en Ciudad Victoria.
Como se sabe la legislación electoral de Tamaulipas, la vigente y la que rigió el proceso local del 2007, en el caso de candidatos a diputados de mayoría los obliga a estar inscritos en el Registro Federal de Electores en la circunscripción electoral en la que participan.
Al mes de noviembre de aquel año, Silva Sandoval debió tener su credencial de elector con un domicilio en cualquiera de las municipalidades que abarcaba ese distrito. Para el siguiente proceso electoral local en el que resulta electo regidor del Ayuntamiento Reynosense por fuerza debió haberse inscrito en el Registro Federal de Electores del municipio.
El problema es que entre la elección de noviembre del 2007 y la del 2010 solo transcurrieron poco más de dos años y siete meses ya que, debido a las reformas a la constitución local y a la legislación electoral, la del año pasado se realizó el primer domingo de julio.
Como es sabido, en los procesos locales el Instituto Federal Electoral mediante convenio con las autoridades estatales cierra su campaña permanente de credencialización varios meses antes de la elección con el propósito de integrar la Lista Nominal de Electores.
Al día siguiente de la jornada electoral, se reinicia la recepción de trámites relacionados con la credencial de elector. Entonces si en el 2007 el también dirigente del Partido Verde en Reynosa tenía ese documento con un domicilio en el centro del estado, debió tramitar un cambio de domicilio a Reynosa, pero aún así no hubiera cumplido el requisito legal del tiempo mínimo de residencia en esta frontera, que es de tres años.
Eso además de que el ahora regidor de Reynosa, entre 2008 y 2010 laboró en la Dirección de Desarrollo Sustentable y Protección al Ambiente del Ayuntamiento de Altamira. Documentos oficiales lo ubican en ese periodo como asesor de esa dependencia, con el número de empleado 6010, y con una percepción mensual de 9 mil 249 pesos.
Como se ve entre una elección y otra, Silva Sandoval no vivió ni trabajo en Reynosa, que son las dos condiciones que permiten acreditar legalmente la vecindad en un lugar. ¿Entonces como pudo probar ser vecino de Reynosa por al menos esos tres años que la ley exige como mínimo de residencia para poder ser candidato a regidor?
La clave pudiera estar en el hecho de que para la elección de Ayuntamiento de Reynosa, Silva Sandoval fue registrado como candidato del Partido Verde en la planilla que este partido y el PRI presentaron en coalición.
Con un gobierno municipal priista, seguramente no habría ninguna dificultad para que con una simple orden se le extendiera la carta de residencia acreditándolo como vecino del municipio.
Más cuando los encargados de esa oficina facultada para extender ese tipo de documentos, actuaron ilegalmente para que el entonces regidor Moisés Balderas Castillo, ex dirigente de la Sección 36 del sindicato petrolero, pudiera ser registrado candidato a diputado de representación proporcional en la elección del año pasado.,
La Secretaría del Ayuntamiento de Reynosa, dio trámite extemporáneo a la licencia de Balderas Castillo y cuando se desató el escándalo se justificaron alegando que este la había presentado en el plazo legal pero que “se haba traspapelado”. Si hicieron eso, darle su carta a Silva Sandoval era “pecata minuta”.
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