La dimisión del ex gobernador de Coahuila a la dirigencia nacional del PRI, estuvo marcada por criterios meramente políticos ya que se había convertido en un lastre cada vez más pesado para el partido y especialmente para Enrique Peña Nieto.
Humberto Moreira Valdez y muchos de sus correligionarios pretendieron minimizar el impacto del tema de la mega deuda del gobierno coahuilense, sin embargo como ese asunto empezó a contaminar la agenda de Peña Nieto, se vio forzado a abandonar la presidencia del CEN priista.
Moreira Valdez siempre trató de desestimar los señalamientos en su contra, primero por el exagerado monto del endeudamiento del estado de Coahuila y luego por el descubrimiento de la falsificación de documentos para contratar una parte de ese pasivo.
El ahora ex dirigente nacional del tricolor se fue debido al cálculo político sobre el riesgo en que se estaba convirtiendo para las aspiraciones presidenciales de Peña Nieto. Su renuncia era obligada.
Como si no estuviera en esa difícil postura, en el discurso en el que anunció su salida se dio el lujo de hacer un recuento general muy positivo de lo que según logró al frente del gobierno de Coahuila. Aun en el cadalso político tuvo la ocurrencia de echarse porras y papel picado.
Nada sobre los más de 34 mil millones de pesos de deuda adquirida y mucho menos sobre la parte de ese endeudamiento que se consiguió mediante maquinaciones ilegales, aunque de manera implícita la trajo a colación cuando expresó que presentaba su renuncia por no permitir que “por una guerra mediática se esté tratando de dañar a mi partido”
Se fue hasta con el reconocimiento de sus correligionarios.
Mala señal que mandan los priistas. Nunca tuvieron cuestionamientos hacia él por las graves imputaciones en su contra. Incluso al principio del escándalo muchos salieron defenderlo.
Luego, vinieron las primeras voces discordantes advirtiendo sobre el perjuicio que provocaría al PRI su permanencia al frente del partido. Cuestión de imagen, nada más.
Nunca se escuchó un comentario desde otra perspectiva. El aspecto legal y ético del multimillonario endeudamiento en Coahuila es tema para los otros partidos políticos, no para los priistas.
El ahora ex dirigente nacional del tricolor abandonó el cargo porque se había convertido en un apestado. No hubo más razón para su salida. Puro interés político
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