La aprobación del miserable incremento a los salarios mínimo que regirán para el año entrante no es más que el reflejo de la perversidad de la contención salarial impuesta en México desde hace décadas, que empobrece cada vez más a los trabajadores.
La llegada del PAN a Los Pinos no significó ninguna diferencia con relación a los gobierno priistas que desde los ochenta se convirtieron en celosos guardianes de los intereses de los hombres de gran capital.
Esa política muestra la inmoralidad que existe en la distribución de la riqueza. Que se considere que el salario mínimo reamente representa el pago justo por una jornada laboral no puede calificarse más que como una cínica burla para los trabajadores. Una verdadera mentada de madre.
El artículo 123 de la Constitución Política establece que los salarios mínimos “deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educción obligatoria de los hijos”
Nadie en su sano juicio puede asegurar que existe concordancia entre lo que mandata la constitución y lo que realmente ocurre en el mundo laboral.
Por si fuera poco, esa mezquina decisión de aumentarle poco más de dos pesos que se aplicará al salario mínimo diario a partir de enero ya se convirtió en tema de declaraciones entre los aspirantes a la presidencia de la republica.
No vale la pena reproducir lo que dijeron porque es pura politiquería. Son declaraciones superficiales y ligeras. Quien sea el que gane la elección del 2012, continuará la misma senda de sus antecesores. Seguirá usando el control salarial como pilar del deshumanizado sistema económico.
Es más, ni El Peje que se dice tan buena gente.
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