Ahora resulta que según Enrique Peña Nieto, a partir de su malograda intervención en la Feria Internacional del Libro hay una estrategia de sus adversarios políticos para descalificarlo. El ex gobernador del Estado de México acusó a sus oponentes de magnificar sus yerros.
Se nota que está tratando de controlar los daños del desastre que le causó su escasa habilidad para desenvolverse satisfactoriamente en un ambiente adverso. Pretende desviar la atención de la verdadera causa de todas las descalificaciones y burlas en su contra, arguyendo que es víctima de una maquinación.
Peña Nieto trata de minimizar su confusión para citar autores y libros que supuestamente ha leído y que el incidente de la feria evidenció su nula capacidad para improvisar y para controlar una situación de crisis.
En rueda de prensa dijo que “ahora pareciera que fuera la constante el querer descalificar o señalar o generar escándalos y me parecen más orquestados desde la oposición “.
En su afán de aprovechar el tema para descalificar a sus contrincantes, Peña Nieto fue generoso con ellos. Les atribuyó una capacidad que no tienen. Con tal de lograr su objetivo los consideró con aptitudes que no poseen.
En sus señalamientos están mezclados la malicia con la que atribuye a sus opositores la andanada en su contra y su propia ignorancia sobre el poder y alcance que pueden tener las redes sociales.
Obvio que la estrategia del ex gobernador mexiquense tiene una base muy endeble porque a nadie se le olvida que su hija es la verdadera responsable de la batahola en que se ha visto envuelto en las últimas dos semanas.
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