El Ex gobernador de Tamaulipas Manuel Cavazos Lerma, siempre se ha caracterizado por su facilidad de palabra, pero también porque sus intervenciones en público terminan en una verbosidad excesiva.
Es una debilidad muy marcada que tiene y basta con que le entreguen un micrófono para que inicie una de sus características pláticas, que por lo generar causan hastió entre muchos de los asistentes debido a que el ahora precandidato a senador se excede en el tiempo seguramente porque asume que lo escuchan con complacencia.
En su última visita a Reynosa, junto con otros precandidatos del PRI, se reunió con militantes de la estructura operativa de ese partido en el municipio. La mayoría era gente que tiene mucha experiencia en actividades electorales.
Cavazos Lerma inició un discurso que seguramente les resultó ofensivo, ya que pretendió ser una lección de cómo deben realizar el trabajo proselitista llegado el momento de las campañas constitucionales.
Su mensaje se basó en conceptos muy básicos de la estrategia de promoción del voto y que por tanto debieron ser chocantes para sus correligionarios. Fue una descortesía
Durante casi treinta minutos habló y habló. Media hora sin mucha sustancia.
Incluso varios de quienes lo acompañaron en la larga mesa que se colocó frente al público no pudieron ocultar expresiones de fastidio ante tal verborrea. La sensación seguramente fue más pesada debido a que el ex gobernador se hizo de la precandidatura en medio de un ambiente de rechazo por parte de muchos militantes priistas.
Lo peor de la reunión fue cuando literalmente los obligó a repetir la cantaleta “vamos a ganar” que seguía a una frase que Cavazos Lerma pronunciaba. Al principio pocos se animaron a seguirlo, pero por lo forzado de la situación la mayoría, visiblemente incómodos y sin mucha convicción, terminó por participar.
Solo faltó para que el ex gobernador los pusiera a que lo acompañaran con algunas mantras.
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