En la última semana surgió la sospecha de que las autoridades de salud en Tamaulipas ocultan la existencia de varios casos de influenza que se han detectado en el Hospital General de Reynosa.
Un bebe de siete meses, una enfermera en terapia intensiva, seis más en tratamiento domiciliario y un niño de dos años forman el grupo de personas que podrían haberse contagiado de este padecimiento.
La Secretaria de Salud mantiene su postura en el sentido de que hay casos sospechosos pero ninguno confirmado. Como ha ocurrido siempre, en esta ocasión es probable que las autoridades estén tratando de no generar alarma entre la población.
El problema es que mientras más tiempo pase sin que la gente tenga conocimiento de lo que ocurre mayor es el riesgo de que la cadena de transmisión crezca.
Si lo vemos con objetividad, en este tipo de contingencia sanitaria la mejor herramienta que existe es precisamente la información. Si el gobierno de Tamaulipas activa la alerta sanitaria lo peor que puede pasar es que la población se preocupe y empiece tomar medidas para protegerse.
Eso es precisamente lo que se busca en una emergencia sanitaria. Recordemos que durante la pandemia de influenza del 2009 y 2010, la difusión masiva de las medidas higiénicas de prevención tenía el propósito de evitar que los riesgos de contagio crecieran, en medio de una crisis provocada principalmente porque se trataba de una cepa nueva y hasta ese momento desconocida.
¿Que pasaría si nos dijeran que sí, que esos casos arriba señalados son de pacientes de influenza? Ocurriría que la población se vería obligada a practicar las reglas de higiene recomendadas para evitar el contagio.
Si estamos en una situación en la que las autoridades tratan de controlar, o peor aun manipular la información eso es gravísimo porque ponen en peligro la salud de la población. Eso es legal y moralmente incorrecto.
¿Por qué alguien puede creer que le asiste la razón para evitar que la gente se entere de un peligro semejante?
No existe ninguna consideración que justifique decisiones de ese tipo. Nadie tiene el derecho de asumir una decisión de esa naturaleza.
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