Escuchar la conversación que le
grabaron al ex gobernador de Tabasco, Andrés Granier Melo, resulta interesante
no solo porque muestra su nivel de cultura sino porque revela ciertos rasgos que
son muy comunes entre la clase política mexicana, aunque también caracterizan
a la sociedad mexicana tan marcada por
el clasismo económico y el materialismo.
La plática se concentra en el amplísimo
y costoso vestuario que Granier presume a sus interlocutores. Con un orgullo tan grande como sus evidentes carencias
personales, cuenta sobre su amplio
guardarropa formado por 300 trajes, 400
pares de zapatos y más de mil camisas, todo de marca.
El ex gobernador tabasqueño se
muestra como una persona muy preocupada por los bienes materiales. Se nota que considera que lo que tiene es de
suma importancia para demostrar lo que debe parecer que es.
La frivolidad de la conversación sería
risible sino evidenciara el apego a sus posesiones, a las que especialmente
aquellas que asegura haber adquirido en las mejores tiendas de Estados Unidos, describe con presuntuosidad para admirar a sus interlocutores.
Estas características de la
personalidad de Granier Melo explican los latrocinios que se le imputan ya que
su notorio apego a las posesiones materiales lo condujeron inevitablemente a los actos de corrupción que dejaron las
finanzas del estado completamente quebradas.
Mucho de lo que ocurre en México
tiene que ver con la codicia que domina a muchos de los que llegan al servicio público. Abundan
los casos de políticos insultantemente enriquecidos que ofensivamente exhiben sus costosos lujos,
obtenidos del saqueo de las arcas públicas.
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