Tras el escándalo desatado por la revelación de que aviones estadounidenses no tripulados vuelan sobre territorio mexicano realizando labores de inteligencia, al gobierno mexicano no le quedó más alternativa que defenderse arguyendo que esos operativos son “delineados y controlados” por las autoridades mexicanas.
Las explicaciones más recientes acerca de estas actividades del gobierno de Estados Unidos en nuestro país, las ofreció la secretaria de Relaciones Exteriores, que dijo que no implican violaciones a la soberanía ni van en contra de la constitución.
Patricia Espinosa Cantellano, durante su comparecencia ante los integrantes del Senado, alegó que es facultad del presidente Calderón aprobar este tipo de actividades y señaló que también las autoriza la nueva Ley de Seguridad Pública.
Los aviones que han ingresado al espacio aéreo mexicano, según justificó Espinoza Cantellano, han recolectado información que le ha permitido al gobierno capturar a miembros de la delincuencia organizada o a quienes se presentó como los atacantes de los dos agentes estadounidenses que fueron atacados en San Luis Potosí.
Las afirmaciones con las que la titular de Relaciones Exteriores pretendió justificar el consentimiento mexicano para que se realicen esos operativos de inteligencia, son falsas.
Por ejemplo, la Ley de Seguridad Pública no contempla la posibilidad de la participación de extranjeros en este tipo de actividades.
Esa ley al señalar que las labores de inteligencia que tendrán como propósito recolectar, procesar, diseminar y explotar la información para la toma de decisiones en materia de seguridad nacional, establece que estas tareas solo podrán ser realizadas por las instancias autorizadas, por ejemplo el Centro de Investigación y Seguridad Nacional.
Es obvio que debe entenderse que cuando la ley puntualiza que solo a las instancias autorizadas se les permite exclusivamente hacer tareas de inteligencias, se refiere a las que forman parte del gobierno mexicano.
Si ese es uno de los sustentos de la autorización mexicana para que los aviones del gobierno estadounidense penetren a territorio nacional para ejecutar acciones de inteligencia para proveer de información al de nuestro país, entonces además de que muestran que Espinosa Cantellano está mintiendo, el presidente Calderón se fue por la libre al dar su anuencia a esos operativos.
La encuerada que les dio The New York Times los agarró desprevenidos y como ocurre generalmente en este tipo de asuntos, el gobierno mexicano cae en una contradicción tras otra.
A nadie debe extrañar que ocurran esta cosas porque desde siempre, la política exterior mexicana frente a Estados Unidos ha sido la de “flojito y cooperando”.
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