El encono que existe entre quienes se disputan la representación del Partido de la Revolución Democrática en Tamaulipas ha llegado a extremos tales que ya lo único que pueden hacer es recurrir a la bajeza para descalificar a sus enemigos.
Se habían dicho de todo. Pareciera que ocupaban su tiempo en buscar las peores maneras de atacarse verbalmente. Ahora se insultan histéricamente.
Jorge Valdez, quien le disputa el control del partido a Jorge Sosa Phol, calificó a este y al ex presidente del consejo estatal, Francisco Chavira Martínez como “prostitutas de la política “.
No esperó mucho para que Chavira lo llamara “perra”.
No podría haber un pleito más vulgar como el que protagonizan estos patanes.
Independientemente de que, como cualquiera en este país, estos individuos pueden hacer uso de su libertad de expresión hasta para tratarse en la forma tan soez como lo hacen, la verdad es que las autoridades electorales en el estado se pasan de negligentes al no llamarlos al orden, cuando menos.
El código electoral de Tamaulipas, es claro cuando prohíbe este tipo de conductas a los miembros de los partidos políticos. Aunque esta disposición legal señala que la autoridad requiere de una queja para abrir un procedimiento para resolverla, a falta de esta cuando menos podría hacer un exhorto.
Es lo mínimo que puede esperarse de esa autoridad, aunque es tal la vulgaridad de los perredistas que han convertido a su partido en un estercolero, que difícilmente podría lograr que atendieran sus recomendaciones.
En medio de esta violencia verbal, creo que las únicas ofendidas son las perras y las prostitutas.
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