martes, 1 de marzo de 2011

EDUCACION: AGUJERO NEGRO EN LOS ESTADOS

Los gobernadores se llenan la boca cuando hablan de la educación que ofrecen a los niños y muchachos de sus estados.   Con vehemencia  exponen que el sistema educativo es la base formativa del promisorio destino - que solo ellos ven- del México del futuro.

Son comedidos en el discurso.   

¡Los niños!  ¡Sus niños!

Ningún esfuerzo es menor.  Cualquier sacrifico vale la pena para que ellos se conviertan en la semilla que pronto florecerá en el México que todos deseamos.

Ellos, humildes servidores de sus comunidades, depositarios de las más altas y honrosas responsabilidades ciudadanas, juran y perjuran que nada es más importante, nada absolutamente nada, que darles a estos niños las herramientas para que se conviertan en los futuros ciudadanos que enaltecerán el nombre de su estado.

Casi moquean cuando,  con suntuosidad y un enorme e inútil acompañamiento, llegan  a algún plantel escolar a ofrecerles su vida, su corazón, su tiempo, su inconmensurable afán, su compromiso irrestricto e irrenunciable con la  más sublime de las tareas de sus gobiernos: La educación.

Entregan útiles escolares, comprados en China de malísima calidad y facturados a precios de oro, como si fueron los más grandes dones.  Sus boletineros destacan como sus pródigas manos son la noble extensión de su enorme preocupación por la niñez.

Un perfecto blablá.

El informe de Resultados de Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2009 de la Auditoria Superior de la Federación ya los encueró.      Mostró como los gobiernos estatales desviaron millonarios  recursos destinados  para la educación.

Es dinero sirvió para comprar pasajes de avión, renta de aviones, adquisición de boletos para espectáculos y otras carísimas banalidades.     


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