Los resultados del Cuarto Concurso Nacional de Plazas Docente, muestran que la escasa preparación de los maestros o de quienes aspiran a integrarse al servicio docente sigue siendo una de las deficiencias estructurales del sistema educativo del país.
Aunque casi el setenta por ciento global de los concursantes tuvo menos del cincuenta por ciento de aciertos en el examen, la Secretaría de Educación Pública ha insistido que ese nivel de porcentaje no representa propiamente una calificación.
Los documentos técnicos del concurso refieren que con este examen el sustentante pone a prueba sus conocimientos y habilidades para responder a diversas situaciones en el aula o en la escuela, acerca de los materiales en que apoya su trabajo, así como la comprensión de los enfoques actuales para la enseñanza o la gestión escolar y el dominio de contenidos.
Si casi las tres cuartas partes de los participantes apenas pudieron contestar correctamente menos de la mitad de las preguntas no puede más que concluirse que las cosas realmente andan mal, con todo lo que puedan argumentar en contra las autoridades o el sindicato de maestros.
Si es preocupante el resultado global, donde esta precariedad mostrada por los concursantes representa un problema mayor es con aquellos que ya están integrados al servicio educativo.
Es gravísimo que con esas deficiencias en el dominio de contenidos curriculares, competencias didácticas, habilidades intelectuales específicas y normatividad, gestión y ética docente, haya quienes estén al frente de un grupo
Aunque la SEP considere que únicamente aquellos que obtuvieron el 30 por ciento o menos de aciertos no son aceptables para recibir una plaza, realmente los resultados globales del concurso nos indican que la mayoría de las personas que presentaron ese examen no son aptas para el desempeño de las tareas docentes.
Es cuestión de criterios.
Ahora, si tomamos en consideración que el número de preguntas que se tomaron en cuenta para la evaluación de los concursantes fue de 80, que los exámenes están constituidos por una serie de reactivos de opción múltiple y que les dieron tres horas para contestarlo, no podemos más que pensar que las cosas pueden estar peor.
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