Los diputados federales y senadores aprobaron la Ley de Ingresos de la Federación para el 2012 y con ello extendieron hasta el 2014 la aplicación de lo que ahora conocemos como el gasolinazo, que debía terminarse este año.
Con la desfachatez que les conocemos de sobra, varios miembros de ambas cámaras aseguran que su decisión de ampliar la vigencia de los beneficios fiscales que reciben los gobiernos de los estados y municipios por las cuotas que se impusieron a la venta final de gasolinas y diesel, no implica que hayan autorizado aumentos de precio en esos productos.
Tras las inmediatas recriminaciones que recibieron los diputados por haber aprobado dicha medida, los coordinadores parlamentarios de PRI y del PAN inmediatamente se defendieron arguyendo que la determinación de esos precios es competencia exclusiva de Poder Ejecutivo.
Y si, en eso les asiste la razón, pero hasta ahí. Desvergonzadamente utilizaron una verdad para mentir. Tras pasar por la aprobación del senado, varios de ellos usaron las mismas patrañas en su descargo.
El asunto es que cuando en ambas cámaras se aprueba que los gobiernos estatales y municipales sigan percibiendo la recaudación del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios que se aplica a esos carburantes en los términos de la fracción II del articulo 2 A de la ley que regula ese impuesto, lo que hicieron fue extender también la vigencia del incremento sostenido del precio final de esos productos.
Tras señalar los procedimientos para la aplicación mensual de las cuotas –aumentos, para el populacho- precisa que los recursos que se capten por ese concepto se destinaran “a las entidades federativas, municipios y demarcaciones territoriales”.
Esa disposición legal es muy clara: Si no hay aumento al precio de las gasolinas y del diesel, simplemente no hay dinero para gobiernos estatales y municipales. Aunque diputados y senadores aleguen que no hicieron más cambios que el referente al plazo de vigencia, la consecuencia es tan simple como que seguirán los incrementos de esos productos.
Creen que la gente es tan estúpida como para creer sus falsedades. No es gratuito el desprecio que les tiene la población.
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