“Ustedes no nos escuchan, hagamos lo que hagamos, votemos por quien votemos, como sea que nos expresemos. No da ningún resultado” es una frase que resume la razón de frustración, el enojo y el hartazgo que ha sacado a miles de persones de todo el mundo a protestar contra los políticos y los poderosos de sus respectivos países.
La sentencia, expresada por un francés durante las protestas que los últimos días han protagonizado los “indignados”, muestra el profundo resabio que provocan la inequidad social y económica así como el abuso del poder y el cinismo que caracteriza a políticos y gobernantes.
Se ajusta perfectamente a lo que vivimos en México.
Somos un país con las más terribles expresiones de la injusticia. Millones de personas apenas tienen lo necesario para subsistir, mientras unos cuantos, la clase política y los hombres del dinero, cohabitan afanándose por mantener a toda costa un inmoral sistema cuyo único fin es facilitar la terrible concentración de la riqueza.
Un país donde algunos pueden acompañan su copiosa y esplendida comida con un vino Romanee Conti Richebourg 97 de 12 mil pesos la botella, mientras hay gente que hurga en la basura para encontrar desperdicios que comer.
Un país en el que vive el hombre más rico del mundo y donde se considera que 58 pesos son suficientes para vivir. Para tener vestido, casa, carro y colegio, como dijeron por ahí.
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