El siete de este mes, con un Instituto Federal Electoral rebasado y atrapado por los intereses de los partidos políticos, arrancó legalmente el proceso en el que además del Congreso de la Unión se elegirá al nuevo presidente de la República.
Un boletín del IFE da cuenta de la declaratoria del arranque del proceso realizada en una sesión extraordinaria del Consejo General de ese instituto. Entre los acuerdos que se tomaron en esa sesión, señala el comunicado, está aquel en el que se determinó que las precampañas den inicio el 18 de diciembre y que concluyan a más tardar el 15 de febrero del año entrante.
La institución enfrenta una severa crisis provocada, entre otros factores, porque se convirtió en rehén de los oscuros intereses de los partidos políticos que han provocado que hasta la fecha la Cámara de Diputados no haya nombrado a los tres consejeros faltantes en el Consejo General.
Con total desvergüenza los diputados se recriminan mutuamente la falta de consenso para elegir a los consejeros electorales.
Por otra parte, aun cuando desde hace meses varios de los que pretenden alcanzar la candidatura de sus partidos a la Presidencia de la República realizan todo tipo de actividades para posicionarse entre el electorado y tratar de alcanzar su objetivo inmediato que es ser nominados, el IFE se encuentre completamente ajeno a las conductas ilegales en las que incurren.
El boletín aludido tras señalar los plazo del periodo legal de las precampañas, que concluye a más tardar el 15 de febrero, agrega que “A partir de esa fecha y hasta el inicio formal de las campañas, los partidos, coaliciones, precandidatos y candidatos se abstendrán de realizar actos de proselitismo”.
Ese es tiempo futuro. Lo que está pasando no existe para el IFE. Parece que los encargados de hacer velar el cumplimiento de la legislación electoral no asumirán postura alguna con relación a las descaradas precampañas que realizan varios de los aspirantes a sustituir a Felipe Calderón.
Mala señal definitivamente.
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