La panista Margarita Zavala y el priista Ramiro
Ramos Salinas, presidente del Congreso de Tamaulipas, con la ligereza que
caracteriza la postura del político, recién expresaron su parecer acerca de la inseguridad en el estado.
Durante una visita que hizo a sus
correligionarios de Tampico, la esposa
del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, aseguró, sin rubor alguno, que los candidatos
del PAN “como en muchas partes de Tamaulipas se juegan la vida”.
La también ex diputada federal quizá piense que aquellos que acá serán registrados
como candidatos a diputados federales, por ese formulismo legal adquirirán
una calidad distinta al del resto de la población.
Sus aseveraciones están fuera del contexto
de lo que sucede en la entidad: Aquí cualquiera está expuesto a la inseguridad.
Los candidatos del PAN, los de otros partidos, definitivamente lo están también, como los demás.
En el extremo opuesto están las
declaraciones de Ramos Salinas, quien dijo que “Tamaulipas es seguro”. Tras
señalar que los candidatos no requerirán de seguridad especial, afirmó que “hoy en Tamaulipas la seguridad está
garantizada para todos”
Igual que los dichos de Margarita Zavala,
las afirmaciones del presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso
de Tamaulipas reflejan solo desdén por la inteligencia del resto de la
gente. Lo que dijo corresponde a la distorsionada
percepción que tiene acerca de la inseguridad en el estado.
Lo increíble es que los políticos no
entienden que la gente está cansada de aquellos que, insidiosamente, resaltan y
hasta exageran las cosas más difíciles y crudas de lo que pasa. No comprenden que la población también está harta
de quienes, también con mala intención, pretenden venderle su mundo de
chocolate.
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