El ataque armado en contra del
convoy de vehículos que utiliza para desplazarse la presidenta municipal de Matamoros Leticia
Salazar Vázquez, cayó en el terreno de lo subjetivo e incluso motivó aclaraciones
y precisiones oficiales sobre los hechos,
que sonrojarían a los miembros de la Real
Academia Española.
La degradación que ha alcanzado
la política en el estado se expresó casi inmediatamente después conocerse el incidente, ocurrido la noche del pasado domingo.
Algunos militantes priistas
desacreditaron a Salazar Vázquez acusándola de haber creado un montaje para desviar
la atención del escándalo que provocó una foto publicada en las redes sociales en la que acompañada de su ex secretario de
desarrollo social, Luis Alfredo Biasi, aparentemente ingiere bebidas alcohólicas en un bar regiomontano.
Incluso hubo quienes fueron más
allá y acusaron de falta de rigor periodístico a los reporteros de los medios de comunicación regionales que
inicialmente dieron cuenta de la agresión a tiros calificándola como un
atentado.
Horas después de los hechos, el
Grupo de Coordinación Tamaulipas informó sobre la detención de cuatro personas
a las que se presentó como los presuntos agresores “del convoy de escoltas de
la presidenta municipal de Matamoros, Leticia Salazar Vázquez”.
Lo interesante es que tras relatar que los cuatro sospechosos “declararon
de propia voz” que por confusión atacaron las unidades motrices del “convoy de
la presidenta municipal”, descartan que se trató de un atentado.
El comunicado agrega que la “confesión de los implicados descarta un posible
atentado en contra de la presidenta municipal, Leticia Salazar Vázquez”. El párrafo
cierra con la frase “cuyos escoltas resultaron ilesos”.
Esto último, aparentemente remata
la intención de evitar ubicar a Salazar Vázquez como ocupante de alguna de las
unidades atacadas.
Lo cierto, contrario a lo que se señala,
es que, si nos atenemos al buen uso del idioma, lo ocurrido el domingo pasado si fue un atentado
ya que una de las acepciones de esta palabra, que se convirtió en una especie
de manzana de la discordia lingüística, refiere a una agresión contra la vida o
la integridad física de alguien.
El interés de evitar calificar
los hechos con ese término se debe a la interpretación subjetiva, y en este caso
destacadamente política, que podía provocar
dicha palabra. Sin embargo quien ubicó
las cosas en este terreno, porque así le conviene, fue la propia alcaldesa de
Matamoros.
En su cuenta de Facebook agradeció
a quienes, dijo, se preocuparon por su
integridad física “al saber del ataque que sufriera el día de ayer a manos de
delincuentes”. Así Salazar Vázquez se ubicó en el sitio y momento en los que se dio la agresión.
Sin embargo la parte del mensaje
que implícitamente descarta la versión de la confusión, dándole esa interpretación
subjetiva e indeseable para otros, cita “Quiero decirles que estoy bien, y que
seguiré trabajando en todos los temas que afectan a nuestras familias de
Matamoros incluido el de seguridad. Lo ocurrido ayer me da energía y me pone
firme para seguir adelante”
Obviamente que la presidenta no
iba a desperdiciar la oportunidad de sacar raja política del asunto.
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