Desde el fin de semana, varios
diputados federales y uno de los senadores tamaulipecos del PAN se dedicaron a promover las bondades que
aseguran tienen las iniciativas que hace
unos días presento el presidente Calderón.
Los diputados Glafiro Salinas,
Humberto Prieto, Alejandro Llanas, Carlos García y Ramón Sampayo, dieron a
conocer su postura con relación a esas reformas, especialmente la que introduce
cambios a la Ley Federal del Trabajo, de la que hablaron solo linduras.
Por separado hizo lo propio el
senador Francisco García Cabeza de Vaca, pero haciendo énfasis en el contenido
de la iniciativa calderonista para reformar la Ley Federal de Contabilidad Gubernamental.
Los legisladores tamaulipecos
aprovecharon esos dos temas para hacer creer a la gente que están trabajando. Vinieron más en función de generar la impresión
de que están cumpliendo con la responsabilidad que les fue encomendada a partir
del primero de este mes.
Estuvieron acá para hacer
propaganda a favor de su jefe político Calderón. Sin rubor
llegaron a promover lo que seguramente algunos de ellos ni siquiera
entienden. En suma se convirtieron en
vocingleros del presidente.
Independientemente de que esas iniciativas
presidenciales deben ser revisadas minuciosamente para conocer sus alcances,
especialmente con la que se pretende modificar la legislación laboral, los
legisladores del PAN por el estado de Tamaulipas se equivocaron de público.
En la parte del proceso
legislativo en que se encuentran esas iniciativas, introducidas por el
presidente Calderón como parte del recién creado privilegio de entregar dos con carácter de preferente y forzar al congreso a
dictaminarlas en un plazo perentorio, la jornada propagandística que
emprendieron los legisladores tamaulipecos es realmente irrelevante.
La verdadera discusión, la que estará
dominada por los intereses partidistas y de grupos de poder, está en la capital
del país. Aunque ninguno de ellos tiene el tamaño político para asomarse
siquiera a las grandes ligas legislativas, deberían dedicar su tiempo a cosas más
provechosas allá donde está su verdadera chamba.
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