A casi una semana del incendio
ocurrido en las instalaciones de Petróleos Mexicanos en Reynosa, que
oficialmente causó 30 muertes y casi cincuenta
heridos, la credibilidad de la empresa y de la Procuraduría General de
la Republica están por los suelos.
Aunque la paraestatal ha
insistido en que no hay ninguna persona desaparecida, los familiares de varios
trabajadores que se encontraban en el sitio de la explosión iniciaron su búsqueda en las
inmediaciones del lugar.
A través de su cuenta de Twitter,
PEMEX ha informado que el número de víctimas fatales del percance es el que se
ha señalado y que no hay ningún trabajador desaparecido. También ha
reiterado que aquellos a quienes sus familias consideran en tal condición,
están entre los muertos que no han sido plenamente identificados.
A pesar de estas explicaciones,
la indignación y frustración que sienten
esas personas porque consideran que las autoridades no están actuando con
honestidad, los motivó a que organizaran estos grupos de búsqueda.
Una de las causas de la
percepción de que las autoridades están manipulando la información es la forma
en que PEMEX ha dado cuenta de lo ocurrido
A poco menos de diez horas
después del trágico suceso, tras actualizar el número de muertos y heridos, la paraestatal publicó que “siete trabajadores
aun permanecen desaparecidos”
A las ocho y media de la noche
del día 18 se informaba que había 26 trabajadores muertos. A las
cinco de la mañana del 20, en su misma cuenta de esa red social señaló que “el número de trabajadores fallecidos por el accidente ocurrido en
Reynosa ascendió a 30”
Si la empresa ha reiterado que entre
esta última cifra oficial de muertos están quienes sus familias consideran
desaparecidos, entonces, en todo caso, el número de víctimas fatales debía ser
34 ya que debería incluir aquellos siete que la propia empresa había
considerado en esa circunstancia.
Por otra parte, la desesperación
de esas familias, que públicamente denuncian la falta de sensibilidad de las
autoridades ante la situación que enfrentan, provocó que funcionarios de PEMEX
terminaran por actuar contradictoriamente y hasta con cierta perversidad.
Como el gobierno del estado, también
bajo la presión que generó la divulgación de la búsqueda iniciada por los
familiares de los desaparecidos, les facilitó un helicóptero de Protección
Civil para que sobrevolaran por el lugar de la tragedia, la paraestatal también
dispuso una aeronave para apoyarlos.
Si la posición de Petróleos
Mexicanos es de que no hay desaparecidos tras el fatal suceso, no tiene porque alentar
de esa manera falsas expectativas a esa gente que se encuentra afectada por el
más terrible de las penas morales que es la incertidumbre.
Si afirman con tanta seguridad
que no existen trabajadores desaparecidos, la empresa no debió enviar el
helicóptero para apoyar una búsqueda que en todo caso sabe que sería infructuosa. Aunque definitivamente ayudan a los propósitos
de esas personas, no deja de ser una acción
inmoral.
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