lunes, 23 de mayo de 2011

CALDERON: EL ESCANDALO DEL SHOT


Si hemos tenido razones más que fundadas para dudar de la sinceridad de algunas expresiones de lamentación del presidente Felipe Calderón con relación a las cientos de víctimas inocentes de la inseguridad pública en México, su viaje a la Cumbre Global de Viajes y Turismo mostró la verdadera percepción que tiene sobre las víctimas, los muertos y sus dolientes,  de su guerra contra la delincuencia organizada.

Al negar que la violencia en nuestro país esté afectando la actividad turística hizo una alusión a los “Sprigbreakers” que llegan de Estados Unidos a México que terminó siendo una broma de mal gusto. 

Dijo que los únicos  disparos que reciben los estudiantes estadounidenses que cruzan la frontera en sus vacaciones de primavera, son los “shots de Tequila”. Un juego de palabras sin miramientos para quienes han padecido los efectos directos de la violencia.

Los políticos a toda costa tratan de establecer una corriente de empatía con aquellos a los que se dirigen.  Son capaces de decir cualquier cosa que piensen que les ayudara en ese propósito.  Se acomodan según el público y hablan de lo que ellos creen  le interesa a sus interlocutores o a los destinarios de su mensaje.     

Seguramente es lo que intentó el presidente.  Pero definitivamente con esta imperdonable trivialización cometió un grave error.  Es increíble que el representante del Poder Ejecutivo sea capaz de hacer chistes de uno de los problemas del país que ha tenido el más terrible impacto social en los últimos años.

En realidad sabemos que al presidente no le incomodan los efectos sociales de la violencia en amplias regiones del país y de las consecuencias de la estrategia de fuerza que ha utilizado el gobierno. 

En las últimas semanas solo ha reaccionado ante la crítica que se ha profundizado en su contra, especialmente tras las multitudinarias manifestaciones realizadas hace poco para pedir al gobierno un cambio en la estrategia de seguridad pública. 

Se nota que le irritan esas descalificaciones. Quizá sea esa la única emoción genuina que ha exteriorizado.   Sin mucho trabajo ha intentado desacreditar la censura desfavorable que  le hacen diversos sectores de la sociedad.  

Su molestia es evidente.   Sus demás expresiones ya confirmamos que son solo palabras.

Si el presidente con tanta facilidad puede hacer un chascarrillo de la tragedia nacional que vivimos, lo menos que podemos pensar es que tiene un desapego emocional sobre sus efectos sociales.

Con su chiste solo se burló de los mexicanos.

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