Sin mayores explicaciones, la empresa Televisa anunció la suspensión de las transmisiones del programa El Equipo, con el que se intentaba enaltecer la imagen de la Policía Federal y que se había estrenado en horario estelar apenas hace tres semanas.
Desde su arranque tuvo un mal recibimiento porque se consideró que esta producción solo era un burdo y costoso intento de hacer propaganda a favor de la Secretaría de Seguridad Pública que encabeza Genaro García Luna.
Incluso el PRD presentó una denuncia ante la Secretaría de la Función Publica para que se investigue al funcionario por el probable desvío de recursos de la dependencia al facilitar instalaciones y equipo para la realización del programa.
Este programa salió al aire en los momentos en que la política de seguridad pública del gobierno federal está sujeta a durísimas críticas, entre otras cosas por sus desastrosos resultados y por la utilización del Ejército y la Armada de México en la lucha contra la delincuencia organizada.
Es difícil entender esa intención por generar una opinión favorable hacia la corporación policiaca cuando el ejército, principalmente, es el que enfrenta los más severos cuestionamientos y la mayor pérdida de imagen entre las instancias de gobierno relacionadas con la lucha anti crimen.
Quizás ahí es donde puedan encontrase las razones para la suspensión de El Equipo. Que la producción del programa haya generado un conflicto al interior del gobierno porque se trataba de un proyecto propagandístico a favor de García Luna,
Sería ingenuo pensar que Televisa decidió el fin de la transmisión del programa como consecuencia de la denuncia del PRD o de las críticas que se hicieron desde otros sectores de la sociedad a esta serie.
Impensable porque esta empresa siempre ha mostrado un enorme menosprecio a la inteligencia de los mexicanos.
Durante décadas, sensiblemente a partir de finales de los ochenta, ha sido objeto de recriminaciones porque su programación opera como un instrumento de control y de desculturización al servicio de los grupos de poder del país.
Por eso, seguramente desde dentro del gobierno hubo presiones para cancelar el programa.
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