El Cardenal Juan Sandoval Iñiguez volvió a la carga con una sarta de disparates que pretende que se tomen como dogma y que no son más que una muestra del espíritu retrograda que prevalece en buena parte del clero católico.
En un mensaje titulado Palabra del Pastor, que escribe en el Semanario Arquidiocesano, el prelado critica a lo que calificó como “exacerbado feminismo”, que aseguró ha ido pervirtiendo a la mujer al grado de hacerla rechazar su propia condición humana.
El purpurado escribió que el feminismo “perjudica a la mujer haciéndola despreciar no solo sus tareas del hogar como fundamento de la familia…haciéndola despreciar lo que es propio de ellas, de su condición y naturaleza queriendo que compita con el hombre”
Sus palabras son ofensivas para las mujeres. Pretende restarles importancia, reduciendo su rol social al entorno de las actividades domésticas y de procreación. Su comentario es la negación tajante de su calidad de personas.
En pocas palabras es un misógino.
Sandoval Iñiguez es fundamentalista. Como tal asume que los valores morales deben ser inmutables, especialmente si corresponden a los criterios de la iglesia católica.
El clérigo siempre comete insultantes excesos al hablar. Por ejemplo frente al gravísimo fenómeno social de la violencia de género asume posturas infamantes. Hace algunos años declaró que “las mujeres no deben andar provocando, por eso hay muchas violadas”.
En fin, que sus palabras sean como un llamado misa.
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