lunes, 18 de abril de 2016

EL VIDEO DE ELVIRA: AL DIABLO LOS DERECHOS HUMANOS

El video en el que aparecen efectivos militares y de la Policía Federal torturando a una mujer, posteriormente identificada como Elvira Santibáñez Margarito, cimbró al poder político del país, al grado que casi inmediatamente el secretario de la Defensa Nacional ofreció disculpas por estos hechos.

La publicación del video provocó diversas reacciones. Por un lado se externaron severas críticas por las graves violaciones a los derechos humanos de la detenida y el contexto de atropellos contra la población durante todos estos años de frustrado combate a la delincuencia organizada.

Asimismo hubo expresiones de desagrado y descalificación en contra de organizaciones civiles nacionales e internacionales defensoras de derechos humanos que han denunciado el aumento y agravamiento de los abusos cometidos por elementos castrenses y policiacos.

Hay gente que, harta de la inseguridad, considera que los derechos humanos son un estorbo para que las autoridades, a cualquier costo, logren recuperar la tranquilidad que se perdió en gran parte del país debido al alto índice de delitos contra la vida, el patrimonio y la libertad de las personas.

Critican agriamente a quienes defienden la integridad física y legal de los presuntos delincuentes argumentando que lo que debe privilegiarse en todo momento son los derechos de las víctimas del delito.

La entendible y justificada exasperación por el crecimiento de la incidencia de los delitos de alto impacto y los escasos resultados obtenidos por el gobierno lleva a pensar que la autoridad no debe detenerse ante nada, aunque eso implique que viole la ley, para atacar la casi irrefrenable violencia que impera en gran parte del territorio nacional.

En casos como este, la ilegal actuación de quienes torturan a la mujer, presuntamente integrante de una banda de secuestradores, termina lastimando a las víctimas y a la sociedad en su conjunto.

Los abogados de Santibáñez Margarito tienen un instrumento legal muy poderoso porque puede servirles para demostrar que quienes la detuvieron violaron sus garantías constitucionales. Pueden alegar que fue torturada y que cualquier evidencia en su contra debe declarase sin validez jurídica.

Si la mujer, detenida desde hace un año en el penal federal de Tepic, Nayarit, realmente formaba parte de un grupo de secuestradores, la publicación del video puede convertirse en la llave de su libertad.

En materia de derechos humanos el gobierno mexicano ha sido cuestionado severamente en el extranjero. Su imagen está sumamente deteriorada al grado de que tras conocerse el video en cuestión, ha sucedido lo impensable en otros tiempos: El titular del ejército ha ofrecido disculpas por este caso.

Este ambiente de tensión social originado por la violencia con la que actúan los grupos de la delincuencia organizada, que a los delitos contra la salud sumaron actividades como el secuestro y la extorsión, entre otros, ha propiciado que mucha gente justifique que la autoridad viole la ley para satisfacer el reclamo social.


Eso es lo peor que nos puede suceder.