martes, 26 de julio de 2016

MAQUILA: CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE

En los últimos meses desde los sectores público y empresarial se ha celebrado la recuperación del sector manufacturero de Reynosa ya que se estima que en el corto plazo se generarán unos 14 mil empleos.

Hay que recordar que la crisis internacional del 2008 tuvo repercusiones brutales en la industria maquiladora de exportación instalada en la ciudad.  Entre 2009 y 2010 más de 26 mil personas, aproximadamente la cuarta parte de quienes trabajaban en el sector, perdieron su empleo.

A la fecha, las maquiladoras tienen una plantilla de poco más de 100 mil empleados, número similar al de 2007.    Actualmente el fortalecimiento de esta industria ha generado una necesidad extraordinaria de mano de obra.

Para las autoridades es algo que debe resaltarse. Enfatizan que la creación de varios miles de empleos en este sector productivo es consecuencia natural de la característica que ha llevado a que Reynosa sea denominada como “La capital del empleo en Tamaulipas”

Algo que llama la atención es que representantes de las empresas y de los sindicatos industriales insistentemente señalan que se buscarán todas las alternativas posibles para la contratación de personal, antes de empezar a buscar trabajadores en otras entidades del país como ocurrió hace años.

Hace unas dos décadas el crecimiento que tuvo esta actividad generó una enorme oferta de empleo. Esto atrajo a miles de personas provenientes de otras zonas de Tamaulipas o de entidades vecinas, principalmente Veracruz.  

La característica común que tenían  los inmigrantes que vinieron a ocuparse en las maquiladoras es que procedían de regiones con alta marginación. La mayoría tenían escasa instrucción, lo que no impidió que fueran contratados ya que la industria requería mano de obra intensiva

Este fenómeno marcó el nuevo perfil de la ciudad. La demanda de vivienda generada por el arribo de miles de personas que huyeron de la miseria para convertirse en obreros de maquiladora fue aprovechada por empresarios y funcionarios inescrupulosos que se enriquecieron a costa de sus necesidades.

En esa época el Infonavit autorizó decenas de miles de créditos para la compra de viviendas. Surgió entonces un multimillonario negocio que fue aprovechado por gente deshonesta.

Las casas en  promedio tienen 39 metros cuadrados de construcción, fueron edificadas con muy mala calidad, no cumplen con elementos mínimos de habitabilidad y están asentadas en fraccionamientos también con graves vicios ocultos, generalmente en zonas no aptas para urbanización.

Esa política de vivienda impulsada en Reynosa, además de criminal desde el punto de vista social ya que a la gente se le impusieron terribles condiciones de habitación también provocó el empobrecimiento de la calidad de vida en la ciudad.

La codicia de funcionarios municipales, estatales y federales los llevó a coligarse con empresarios corruptos para llenarse los bolsillos robándoles el presente y el futuro a quienes llegaron aquí empujados por su miseria.

Su conducta venal también condenó al resto de la población a sufrir por  la profunda  crisis urbana que inmediatamente detonó, que se agudizó en los últimos años y que, ya no digamos resolverse, dificilmente podrá paliarse en el largo plazo.

Del desorden que se generó por el crecimiento de la industria maquiladora no puede culparse directamente a las empresas. Es una consecuencia de la irresponsabilidad social de quienes a final de cuentas llegaron al servicio público solo para enriquecerse.


Reynosa, efectivamente, es la principal ciudad del estado en la generación de empleo. Sin embargo a la vista de las consecuencias no es algo que de lo que pueda presumirse. 

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