Hace casi 20 años, Manuel Cavazos Lerma era candidato al gobierno de Tamaulipas y entre sus ondas medio extrañas traía el tema del Canal Intracostero, que pintaba ya para convertirse en su gran sueño guajiro.
En una ocasión, durante su campaña política, lo cuestioné contradiciendo su visión sobre ese proyecto. Molesto por la insistencia atajó el tema con una afirmación que mostró un rasgo de su personalidad que terminaría imponiéndose en su estilo de gobernar: “El gobierno se hizo para los iluminados”.
Después de la elección local de 1992, vinieron seis años de un gobierno extravagante, caracterizado por la conducta mesiánica del responsable del Poder Ejecutivo estatal. Las extrañas ideas del virtual candidato priista al senado de la república, gracias a la irreflexiva subordinación que distingue al sistema político priista del estado, durante su periodo como mandatario estatal se convirtieron sin dificultad alguna en políticas de gobierno.
Sin embargo a pesar de su pintoresca imagen, Cavazos Lerma fue un gobernador con una tendencia muy marcada a reprimir a toda costa a sus enemigos. Este hombre al que le encantaba bailar cumbia con las asistentes a sus giras de trabajo, en el fondo es un personaje de carácter intolerante y abusivo.
Por si eso hubiera sido poco, la corrupción fue también característica de su sexenio.
Muchos aún recuerdan sus enormes excesos, pero por lo que se ve, al reciclarlo para convertirlo en candidato al senado, parece que los priistas perdieron la memoria.
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