miércoles, 13 de febrero de 2013

JODIDENCIA TAMAULIPECA: AVAL DE LA DEUDA PUBLICA


De acuerdo con reportes de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, entre 1993 y marzo de año pasado, la deuda pública de Tamaulipas creció 2 mil 694 por ciento al pasar de 406 millones a 11 mil 208 millones de pesos.

Un endeudamiento que merece el calificativo de brutal porque si se considera que la contratación de créditos se ha hecho con el pretexto de mejorar los servicios que presta el gobierno estatal, pero que, por ejemplo, no se ha reflejado en mejores condiciones de vida de la población ya que poco más de la tercera parte de los tamaulipecos están en situación de pobreza.

Al iniciar su sexenio en 1993, el ahora ex gobernador Manuel Cavazos Lerma, actualmente senador de primera minoría por Tamaulipas, tenía una deuda de 416 millones de pesos. Contrario a lo que pudiera pensarse, al concluir su mandato en 1998 esta había disminuido a 271 millones de pesos.

El sucesor de Cavazos Lerma, su paisano matamorense Tomás Yarrington Ruvalcaba, tan solo en su primer año de gobierno incrementó la deuda estatal en 259 por ciento al llevarla a 702 millones de pesos.  Para 2004, que fue el último de su gobierno, dejó las arcas estatales con pasivos por mil 343 millones de pesos.

En el 2005 Eugenio Hernández Flores tomó posesión como gobernador de Tamaulipas  y los siguientes cuatro años anduvo medio bien portado en el tema de la deuda ya que al final del 2008 ésta ascendía a mil 507 millones de pesos, 164 millones más del monto del pasivo  que le había heredado Yarrington Ruvalcaba.

Para el año siguiente, el penúltimo de su sexenio, Hernández Flores perdió completamente el piso y adquirió mas créditos que inmediatamente pusieron las finanzas del estado en jaque.  En un año, con el Congreso local como comparsa o mejor dicho, como cómplice, aumentó la deuda a 6 mil 637 millones de pesos.

Mucho de ese dinero se usó para la construcción de obras innecesarias pero que fueron el pretexto para saquear el presupuesto a través de las constructoras privilegiadas con la obra pública estatal. En esa época se construyeron el nuevo palacio legislativo, la costosa y mal hecha torre gubernamental y las nuevas oficinas de la Fiscal del Estado en Ciudad Victoria, entre otras construcciones improductivas.

Lo peor vino al cierre de su sexenio en el 2010, que terminó con una descomunal deuda del orden de 10 mil 55 millones de pesos.  El sexenio del actual mandatario estatal, Egidio Torre Cantú, arrancó con ese pesado lastre, que tiene comprometidas las arcas estatales por muchos años. 

A marzo del 2012, los reportes de la Secretaria de Hacienda ubican los adeudos del gobierno tamaulipeco en 11 mil 208 millones de pesos.   

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