lunes, 18 de mayo de 2015

ARTURO SOLIS: LA TACHA EN LA BOLETA

Hace unos días, un amigo periodista recordó a Arturo Solís Gómez, quien durante décadas fue un incansable defensor de los derechos humanos.

Los últimos poco mas de de veinte años de su vida, los dedicó al Centro de Estudios Fronterizos y de Promoción de los Derechos Humanos AC (El cefprodhac como luego se conoció al organismo). 

Arturo fundó el centro en 1990 durante una época en la que en la región prevalecían las más brutales violaciones a los derechos humanos. Su trabajo, que muy pronto lo confrontó con autoridades municipales, locales y federales, trascendió incluso a nivel internacional. 

Fue referente obligado para investigadores y periodistas que abordaban la grave problemática derivada de los abusos, que incluían tortura y asesinato, perpetrados por policías de todos los niveles de gobierno. 

También se dedicó, era parte de un contexto generalizado de atropellos en contra de la población, en la investigación y denuncia de la podredumbre existente en la procuración y administración de justicia, que provocaban una enorme indefensión a quienes enfrentaban el aparato punitivo del poder. 

El trabajo del Cefprodhac también incluyó la atención a los problemas de los presos recluidos en los mal llamados Centros de Readaptación Social. Con la asesoría de Arturo, se realizó la primera huelga de hambre que se registró en esta región con la que los detenidos denunciaron la terrible situacion en la que vivían, víctimas de todo tipo de abusos por parte de las autoridades carcelarias.

El Cefprodhac amplió sus actividades y se involucró en una multitud de temas que incluyeron la defensa de los derechos de los migrantes, de los condenados a muerte en el estado de Texas e incluso en asuntos que causaban afectaciones a grupos de la comunidad, como la lucha por los derechos de los agricultores tamaulipecos afectados por la construción de  la presa El Chuchillo  en el estado de Nuevo León, los daños provocados por la contaminación del Río Bravo y la violación a los derechos humanos y laborales de los obreros en la industria maquiladora, entre muchos otros.  

El Centro de Estudios Fronterizos, con la participación de un grupo de personas comprometidas que integraban el consejo directivo, construyó un legado de participación  ciudadana que llegó a confrontar a las peores expresiones del abuso del poder público. 

En esa época algunos organismos intermedios, camaras y asociaciones, de Reynosa, adquirieron un verdadero papel de contrapeso en la relación del gobierno y la sociedad. 

Lamentablemente todo en la vida tiene un fin. Arturo murió hace varios años. Al poco tiempo el Cefprodhac se desintegró. 

Luego vino recrudeciéndose una dinámica social que ha tenido como consecuencia que para muchos el tema de los derechos humanos implique una carga negativa.  

Vista desde la perspectiva del trabajo del Cefprodhac, la participación ciudadana ahora es casi inexistente. Peor aún,  hay ingenuos o peor,  cínicos que la reducen al momento en el que la gente pone una tacha en su boleta electoral.

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