viernes, 6 de mayo de 2011

El HOMBRE QUE SI QUIERE AYUDAR AL PRESIDENTE

Una historia como cualquiera

Todas las noches, antes de irse a su casa ve unos minutos  la televisión. Como no sabe leer  pero le gusta enterarse de las cosas, aprovecha  su paso cotidiano por el frente de  una mueblería donde tienen todos los aparatos encendidos se para y ve las noticias.

Escuchó al presidente pidiendo a la gente que lo apoye en su guerra contra los malos, los que, dice,  son los únicos que matan a la gente y no el gobierno. 

Se quedó pensando en lo que dijo el presidente.  

-Quesque necesita de mí y de la gente para seguir en su pelea con los delincuentes”, se dijo.

-Si quiero, de corazón si quiero – meditó.

-Pero ¿cómo un viejo como yo, achacoso y enfermo, que muy apenas puede con su alma puede echarle la mano al presidente?, se preguntó

¿Y luego, a quioras? – se cuestionó - si nomas medio quiere aclarar la mañana y tengo que irme a andar escarbando botes de basura para juntar unas latas para ver si algo sale para medio comer

Como es un hombre integro y con un acendrado orgullo de ser mexicano, le preocupa todo lo que últimamente  sucede en las calles.     

-Ta` bárbaro todo esto. Es duro salir con miedo y no nomás por uno. Uno pos a lo mejor  ya vivió   hasta de más. El problema es pa`  los chamacos.  ¡Está carajo! ¡Qué vida tienen por delante los pobres!, caviló.

Dándole vueltas al asunto, llegó a su paupérrima vivienda.   Retiró con la mano el plástico que cubría la entrada del cuartito construido con desechos de madera.

Sentía los pies y la espalda más molidos que de costumbre.   Se tumbó en el catre y a pesar del cansancio físico y emocional que sentía, siguió pensando en lo que dijo el presidente.

Tenía varios meses sin fumar porque con tanto aumento su vicio le salía muy caro.

-¡Ya sé cómo ayudar al presidente! pensó gustoso.

- Mañana nomás para meterle el hombro me compró unos cigarros, aunque ya estén tan carísimos. Los impuestos que pague, aunque sean poquitos, le darán chance al presidente de tener unos centavos más para que pueda seguir haciendo su trabajo.

Unos segundos más tarde se durmió profundamente.
  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Con eso que Calderon se de por ayudado y apoyado.