jueves, 26 de mayo de 2011

ELBA ESTHER GORDILLO: EL SINDROME DE PINOCHO

Difícil agregarle un calificativo a la afirmación de Elba Esther Gordillo, presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), quien tras participar en la firma del Acuerdo para la Reforma de los Lineamientos del Programa de Carrera Magisterial, aseguró que se acabó el tráfico de influencias en esa organización.

Este programa, que arrancó en Puebla, básicamente consiste en establecer procedimientos para la evaluación, profesionalización y la entrega de estímulos a los maestros y, de acuerdo con la presentación del proyecto, permitirá la vinculación a niveles de evaluación y desempeño de los maestros.

Al referirse a la intención de mejorar el desempeño de los maestros,  Gordillo Morales es su peculiar estilo dijo: “Ahora sí, el que trabaje más que gane más, y el que no se quedará atrás, ni modo”

Si esta mujer no hubiera provocado el  daño tan terrible que llevó al sistema educativo del país a la profunda crisis en que se encuentra, al convertirlo en la base de su exorbitante fortuna política, personal y patrimonial,  sus palabras serían risibles.  

Los resultados de las evaluaciones a los alumnos de nivel básico, medio básico y medio superior muestran descarnadamente la situación de la educación en México, por más que las autoridades y hasta el propio sindicato pretendan minimizarlos.

La realidad es que el país está lleno de estudiantes que literalmente son analfabetas funcionales.  La Prueba Enlace ha evidenciado recurrentemente que la mayoría de los alumnos evaluados tienen severas dificultades para manejar correctamente sus capacidades en la lectura, escritura y el manejo de operaciones de cálculo. 

Así de grave es el problema.

Que no nos vengan a decir que ahora sí.  Mucho menos la presidenta vitalicia de SNTE. No tiene calidad moral para asegurar lo que dijo.  Aunque eso es una obviedad ya que por su carencia de valores,  el cínico miente con facilidad.   Descaradamente puede defender incluso las acciones más recriminables.

¿Se acabó el tráfico de influencias? !Por favor!

Entonces, por ejemplo, que harán con los miles de maestros comisionados que hay en el país.  ¿Terminarán con estas conquistas sindicales que representan una cuantiosa sangría presupuestal, consentida descaradamente por el gobierno?

A principio de 2010 la Secretaría de Educación Pública reportó que en Tamaulipas había  casi mil 500 trabajadores de la educación en una comisión ajena a sus deberes en las aulas, así como 261 inspectores generales de secundaria también en comisión, la mayoría con sueldazos con cargo al Fondo de Aportaciones a la Educación Básica y Normal, además que muchos de ellos tenían esa categoría laboral sin cumplir con los requisitos del sistema escalafonario del magisterio.

¡Pobres chamacos!


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