El dirigente nacional del PRI presentó el “Programa para México”, con el que se iniciará lo que denominó un proceso de “reflexión y discusión” del que saldrá la plataforma electoral a la que deberá sujetarse quien resulte candidato a la Presidencia de la República.
Humberto Moreira Valdez dijo que el ejercicio busca redefinir el rumbo del país y está basado en los principios “fundamentales de libertad, justicia social y democracia”.
La presentación y la difusión del contenido del programa se hicieron con un evidente propósito publicitario, independientemente de que hayan fortalecido notablemente sus logros electorales en los últimos años. Una estrategia que es consecuente con ese afán de los priistas para reconstruir su deteriorada imagen.
No pueden negar que antes de su gran pérdida del dos mil, los gobiernos priistas fueron insensibles frente a las necesidades de la gente. Que durante décadas a toda costa trataron de mantener a la población en la pobreza y en la ignorancia. Que prohijaron una clase política corrupta y abusiva.
Que, resumiendo, degradaron hasta donde pudieron los principios de libertad, justicia social y democracia.
Con esos antecedentes, es entendible que ahora pretendan deslindarse de su vergonzoso pasado, pleno de corrupción y excesos.
Las matanzas de estudiantes en 1968 y 1971, las terribles devaluaciones provocadas por la irresponsabilidad de sucesivos gobiernos priistas a partir del de Luis Echeverría, los descarados fraudes electorales, entre ellos el de 1988 con el que Carlos Salinas de Gortari se convirtió en presidente, son algunos ejemplos del pasado del que pretenden desprenderse los priistas.
Algo que obra en su favor es la desesperanza y el hartazgo social que en menos de diez años han provocado los gobiernos panistas. Quizá el PAN sea el principal promotor del regreso del PRI a Los Pinos.
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