Con sus declaraciones acerca de que hay priistas “que piensan que los pactos del pasado podrán funcionar “, el presidente Calderón desató un enorme confrontación que llevó a que el representante del PRI ante el Instituto Federal Electoral presentara una queja en su contra.
El enrarecimiento del ambiente político es entendible dadas las circunstancias que prevalecen a unos meses de la elección presidencial en las que el PRI aparece con una posibilidad muy alta de recuperar Los Pinos.
Las afirmaciones que hizo el primer mandatario al The New York Tmes obviamente tuvieron un propósito electoral. La intención es reventar al tricolor. Mermarlo para favorecer la imagen del panismo que no las trae todas consigo.
Luego de publicarse los dichos de Calderón sobrevino un enfrentamiento verbal que alcanzo niveles de escándalo. Una guerra discursiva en la que las partes en conflicto dejarán de lado el fondo del gravísimo problema que la originó, para tratar de sacar el mejor provecho político de ella.
Como los políticos mexicanos todo lo ven en blanco y negro y viven dándose golpes de pecho, solo podemos esperar una mayor descomposición de los asuntos públicos.
¿Pactos? ¿Arreglos? ¿Negociaciones? Volteen al norte y pregúntense porque allá no sucede lo mismo que en México.
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