jueves, 1 de septiembre de 2016

REYNOSA: EL PLEITO POR LA CAJA DE LAS GALLETAS

Recientemente, a nombre de la presidenta municipal electa de Reynosa, Maki Ortiz Domínguez, varias personas se reunieron con funcionarios de la presidencia municipal de Reynosa para solicitarles que antes de irse promuevan una reforma al código municipal.

La petición básicamente consistió en buscar que las responsabilidades de los síndicos sean indistintas y no separadas como actualmente lo establece el citado código en aquellos Ayuntamientos de Tamaulipas que cuentan con dos de estos representantes populares.

Esta acción es parte de una maquinación para evitar que el ex dirigente del PRD en Reynosa, Alfredo Castro Olguín, como primer síndico de la administración que presidirá Ortiz Domínguez a partir de octubre, se encargue de la fiscalización de la aplicación de los recursos municipales.

Por lo que se ha sabido, en las últimas semanas , Ortiz Dominguez, el regidor electo Hugo Ramírez Treviño y el abogado Alexandro de la Garza Vielma, estuvieron presionando al ex dirigente perredista para que acepte que la segunda sindica, esposa del chofer de la alcaldesa electa, se ocupe de las atribuciones legales que le corresponderán exclusivamente a él como primer síndico.

Resulta preocupante este interés por evitar que Castro Olguín asuma algunas de las facultades que le concede la legislación estatal, como a cualquier primer síndico en cualquier ayuntamiento del estado, ya que tienen que ver con la vigilancia del manejo de la hacienda municipal.

De acuerdo con el código municipal, corresponde exclusivamente al primer sindico la facultad de vigilar que se aplique correctamente el presupuesto y asistir a las visitas de inspección que se hagan a la Tesorería; revisar y firmar los cortes de caja de la tesorería municipal; vigilar que se presente oportunamente la cuenta pública, para su revisión por el Congreso del Estado y revisar y, en su caso, si está de acuerdo suscribir la información financiera, contable, patrimonial y presupuestal integrante de la cuenta pública municipal, entre otras.

Antes de pedir a funcionarios municipales en funciones, entre ellos el secretario del Ayuntamiento, que busquen reformar el código para ajustarlo a su muy particular interés por impedir que Castro Olguín vigile el manejo del dinero municipal, literalmente lo acosaron para que consienta en intercambiar sus funciones con la segunda síndica.

Eso evidencia su completo desconocimiento de la ley. Cualquier acto ejecutado en las condiciones que quieren imponer sería nulo. Lo grave es que esa ignorancia pone en contraste  la prepotencia con la que intentan apartar a Castro Olguín de sus atribuciones.      

En el contexto actual de desvío y despilfarro de los recursos públicos de Reynosa, tales acciones envían una muy preocupante señal sobre lo que podemos esperar a partir de octubre.      
                                                

Reynosa no aguanta más de lo mismo.

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