martes, 28 de octubre de 2014

LA PREPOTENCIA Y EL ABUSO DEL PODER: IDIOSINCRACIA MEXICANA

Lo sucedido con los estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa es la expresión más bestial  del abuso del poder de las últimas décadas.  Es el acto más sanguinario perpetrado por fuerzas policiacas, aquí en  complicidad con la delincuencia, convertidas en el brazo ejecutor de sus superiores.

Estos asesinatos y desapariciones son el más aberrante caso que hemos conocido, sin embargo no es un hecho aislado. Nuestro país sufre un contexto generalizado de violaciones a los derechos humanos de la población, en el que, ahora peor que nunca,  la impunidad es la más grande amenaza.

Históricamente, los intereses de los grupos en el poder, independientemente de sus características, se han impuesto por la fuerza.  El papel de la fuerza pública con la que legítimamente cuenta el estado se distorsiona hasta convertirla en instrumento para la agresión y  para la represión.

Sin embargo, obviamente, ese tipo de actos no son producto exclusivo de tal perversión del ejercicio de la función pública.  En las circunstancias actuales este fenómeno se ha vuelto mucho más complejo y peligroso por la penetración de grupos delincuenciales en las instituciones del país.

Además tenemos que reconocer que los actos abusivos contra individuos o grupos por parte de elementos policiacos, y en general de cualquier tipo de servidor público, también están relacionados con la prepotencia como una característica de la idiosincrasia de los mexicanos.

¿Quién no ha escuchado la frase “Yo soy la ley”? Es una expresión que denota la individualización abusiva de la imagen del poder.  Ningún ciudadano, ninguna persona, puede reclamar sus derechos frente a la actuación indebida de un miembro de los cuerpos del orden sin exponerse cuando menos a esta respuesta tan agresiva como peligrosa.

El ataque, ocurrido en el municipio de Cocula, Guerrero, contra un grupo de periodistas que iban detrás de un vehículo lleno de supuestos policías, todos vestidos de civil, fuertemente armados es una muestra de ello.

Molestos porque los reporteros los seguían,  Con sus armas en la mano descendieron del vehículo en el que se desplazaban y trataron de obligarlos a que abrieran su unidad.  Uno de ellos, el más enfadado,  golpeó varias veces la puerta del conductor con la culata de su rifle de alto poder.

La desaparición de tres jóvenes estadounidenses en el municipio de Matamoros, Tamaulipas, de la que se acusa a elementos de un cuerpo policiaco que brinda seguridad a la alcaldesa panista Leticia Salazar Vázquez, también ilustra el grado de vulnerabilidad al que nos enfrentamos.

Definitivamente nos encontramos en un entorno de alto riesgo derivado de  la profunda descomposición de la seguridad pública, que de hecho se ha convertido en nuestra más grande amenaza.

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