La Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) admitió que el programa Oportunidades no ha contribuido a la erradicación de la pobreza extrema, principalmente porque los apoyos que se entregan a los beneficiarios son apenas del diez por ciento de lo que se requeriría para cumplir esa meta.
Raúl Ibáñez Márquez, director general adjunto de la dicha secretaría aseguró que actualmente el subsidio que se entrega a cada una de las familias que agrupan a 20 millones de personas en pobreza extrema, en promedio es de poco menos de mil pesos mensuales.
El funcionario consideró que para terminar con la pobreza el monto de esos apoyos debería ser de cuando menos 10 mil pesos mensuales.
El problema que en realidad presenta la aplicación de este tipo de programas, que son una continuación de los que ya venían aplicándose desde mucho antes de que el PAN ganara la presidencia de la República en el año dos mil, es que tienen un carácter estrictamente asistencialista.
Este tipo de programas que operan con criterio asistencialista genera una profunda distorsión social porque, como múltiples estudios así lo han señalado, propician que las personas vayan perdiendo capacidad de iniciativa para progresar y caen en la indolencia porque siempre pueden obtener del gobierno dinero o apoyos en especie.
La incapacidad de las autoridades para generar las condiciones para un verdadero desarrollo social, se tradujo en la aplicación de este tipo de programas, que además de ser una distorsión del verdadero papel del estado terminaron por corromperse porque se convirtieron en una estrategia clientelar principalmente con propósito electorales.
Además lo expresado por el funcionario federal con relación a los montos que considera indispensables para abatir la pobreza –diez mil pesos mensuales- resulta ofensivo para las personas que se encuentran en otros segmentos de pobreza en el país.
Hay millones de asalariados que perciben ingresos muy por debajo del monto que el funcionario de Sedesol estableció como mínimo para los apoyos que se distribuyen para atender a las familias en pobreza extrema.
Los trabajadores forman un amplio segmento de población que también carece de las condiciones mínimas para vivir bajo un régimen de democracia tal como lo marca la constitución mexicana, que mas allá de su definición como una estructura jurídica y un sistema político, debe ser un modo de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.
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