martes, 14 de diciembre de 2010

TORTILLAS & FORTUNE

 El anuncio de un nuevo aumento al precio de la tortilla, uno de los componentes principales de la dieta del mexicano común,  es una dramática evidencia de la vulnerabilidad de millones de personas que apenas sobreviven con unos cuantos pesos diarios como salario

Si como se ha difundido el precio de ese producto alcanza 15 pesos por kilogramo, veremos como el peso de la crisis se traslada una vez más en las más grandes masas depauperadas. 
La dimensión del impacto de esa alza es tan grave que un trabajador que gana el salario mínimo tendría que disponer de más del 27 por ciento de su ingreso diario para la compra de un kilo de ese producto.

Las deficiencias estructurales del sistema económico mexicano se recargan bestialmente entre quienes han sido puntal para sostenerlo: los asalariados.  

Es una de las expresiones de nuestro más grande problema: México es el país de la inmoderación.  Es la tierra donde se permiten los peores excesos. 

Es el lugar  en donde pueden cohabitar varios de los hombres más ricos del mundo y  millones de personas que viven en el lindero de la indigencia.

Ante el nuevo aumento de la tortilla, el gobierno puede alegar que  las fuerzas del mercado no se pueden regular. Que no es posible un control de precios porque esa es una política del pasado.  Que se debe respetar la libre empresa.

 Pueden justificar con esas y otras razones su aislamiento de los intereses de la mayoría de la población.  El mercado es el mercado, dirán.

El asunto es que  los salarios son un valor en el mercado. ¿Por qué entonces es férreo e inmoral control sobre ellos?  ¿Por qué esta criminal política de contención salarial que viene de décadas atrás?   Simple y sencillamente porque quien gobierna este país es el capital, ni más ni menos.

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