Cualquiera que haya visto el mismo encabezado de la nota en la que reproducen esa expresión del presidente Felipe Calderón, sin antes leerla, inmediatamente pudo pensar que si las cosas andan mal en el país habría que esperar que alcanzaran niveles calamitosos.
Si creyéramos que ese juego de palabras lo aplicó para referirse a la crisis económica que afecta a la mayor parte de los mexicanos a quienes el gobierno exprime sus bolsillos, veríamos en el horizonte a los Jinetes del Apocalipsis.
Si pensáramos que con esa populachera advertencia Calderón adelantaba una recomposición de su relación con el PRI, entonces tendríamos que atenernos a más acuerdos en lo oscurito para que gobierno pueda aumentar impuestos y encarecer los servicios que presta, eso si a cambio de prerrogativas políticas para ese partido.
Empleada para hablar de la gravísima situación de inseguridad pública que prevalece en prácticamente todo el territorio nacional, ese “ora si agárrense” del presidente habría sido para que nos preparáramos para un escenario dantesco. Para una debacle segura.
Si Calderón hubiera usado la frasecita de referencia para advertir del porvenir político se habría tomado como si estuviera anunciando el regreso del PRI a la Presidencia de la República.
Pero no, no la utilizó en ninguno de esos contextos. Aunque efectivamente la situación del país va de mal en peor, Calderón Hinojosa soltó el “ora si agárrense” al sentarse frente al volante de un prototipo de un auto eléctrico de carreras que alcanza una velocidad de 240 kilómetros por hora.
El presidente solo se subió al vehículo para que le tomaran la foto, ya que no se animó a manejarlo. Afortunadamente, porque si conduce como gobierna la prueba hubiera terminado en un aparatoso accidente.
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