miércoles, 11 de febrero de 2009

ENTRE OPTIMISTAS Y CATASTROFISTAS

Si su discusión no se refiriera a la profunda crisis que vive el país, las discrepancias entre Carlos Slim Helú y funcionarios del gobierno mexicano generadas por sus percepciones particulares sobre el futuro inmediato de la economía nacional, serían risibles.

Un duelo entre el catastrofista y los optimistas. Uno, prediciendo peores males y desastres desde la comodidad de su exorbitante riqueza. Los otros, convertidos a costa de todo en campeones de lo indefendible.

Ellos, Carlos Slim y Felipe Calderón, padecen un grave problema de disociación de la verdadera realidad del país. El hombre de la fortuna de 59 mil millones de dólares, acumulada en gran medida gracias al monopolio con el que ha exprimido a los mexicanos, está desprovisto de calidad moral para discutir el tema que lo llevo a la confrontación con el gobierno federal. Calderón y sus funcionarios están en las mismas condiciones.

Uno por acción y los otros por omisión han contribuido a empobrecer aún más a los mexicanos. Discuten sobre las perspectivas de la economía del país, sin la aflicción del que no sabe si comerá la mañana siguiente. ¡Que pueden saber ellos realmente sobre la angustia opresiva del que no tiene manera de ganarse el sustento!

Esta esgrima verbal entre el hombre más rico del mundo y los funcionarios calderonistas, se refiere a lo que ya es un modo de vida para los mexicanos. Muchísimo antes de esta esquizofrénica pelea argumentativa, la situación de pobreza en México alcanzó niveles inaceptables. Hace décadas la mayoría de los mexicanos viven en la pobreza extremada.
De acuerdo con el Banco Mundial más del 50 por ciento de los mexicanos se encuentran en una situación de pobreza tal que su nivel de consumo está por debajo de las necesidades de alimentos básicos. Que el 50 por ciento de la población ocupada del país trabaja sin recibir ningún tipo de prestación.
La crisis para millones de mexicanos es una forma de vida. Con o sin Calderón, con o sin Slim, millones de personas vivían ya sumidas en la miseria.
Pero lo peor de todo es que la terrible situación en la que se encuentra la mayor parte de los habitantes del país, es causada en gran medida por la iniquidad social. Es producto de la injusticia social que tiene extremos brutales: Mientras hay personas que sobreviven a base de mendrugos, un mexicano se convirtió en el hombre más rico del mundo.

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