miércoles, 18 de febrero de 2009

LA TRANQUILIDAD ROBADA

Reynosa quedó cautiva. El pánico se propagó y se enraizó aprisa. El miedo extremado que causó el fragor de las armas se volvió contagioso. La ciudad entera se aterrorizó. El enfrentamiento armado ocurrido este martes 18 en una zona densamente concurrida robó la tranquilidad de la población.

Del terror pasamos a la congoja y al desasosiego. El rumor se enseñoreo en el ánimo colectivo. No fue para menos. Pocos tuvieron el arrojo de andar por las calles en las primeras horas de la noche del cruento enfrentamiento, que dejó al menos seis muertos. Las voces tremendistas encontraron oídos diligentes de tal suerte que la perturbación creció y creció.

Balaceras, toque de queda, episodios más negros por venir. Cualquier comentario caía en terreno abonado y la ciudad quedó paralizada. El miedo durmió en Reynosa. Nos convertimos en centro de la atención nacional e internacional. Las imágenes fueron impactantes. Terriblemente angustiosas.

Con la mañana siguiente llegaron más rumores. Pero la necesidad cotidiana se impuso. Con el temor a cuestas, los reynosenses volvimos a las calles. A tratar de rescatar nuestra cotidianeidad porque no tenemos más opciones. Que más nos queda. No hay más que hacer. No podemos dejarnos secuestrar por el miedo. Difícil de enfrentar, pero no hay más

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