martes, 10 de marzo de 2015

MATAMOROS: LA GUERRA SEMANTICA

El ataque armado en contra del convoy de vehículos que utiliza para desplazarse  la presidenta municipal de Matamoros Leticia Salazar Vázquez, cayó en el terreno de lo subjetivo e incluso motivó aclaraciones y precisiones  oficiales sobre los hechos,  que sonrojarían a los miembros de la Real Academia Española.

La degradación que ha alcanzado la política en el estado se expresó casi inmediatamente después conocerse el incidente, ocurrido la noche del pasado domingo.

Algunos militantes priistas desacreditaron a Salazar Vázquez acusándola de haber creado un montaje para desviar la atención del escándalo que provocó una foto publicada en las redes sociales  en la que acompañada de su ex secretario de desarrollo social, Luis Alfredo Biasi, aparentemente  ingiere bebidas alcohólicas en un bar  regiomontano.

Incluso hubo quienes fueron más allá y acusaron de falta de rigor periodístico a los reporteros de  los medios de comunicación regionales que inicialmente dieron cuenta de la agresión a tiros calificándola como un atentado.

Horas después de los hechos, el Grupo de Coordinación Tamaulipas informó sobre la detención de cuatro personas a las que se presentó como los presuntos agresores “del convoy de escoltas de la presidenta municipal de Matamoros, Leticia Salazar Vázquez”.

Lo interesante es que tras relatar que los cuatro sospechosos “declararon de propia voz” que por confusión atacaron las unidades motrices del “convoy de la presidenta municipal”, descartan que se trató de un atentado.

El comunicado agrega que la  “confesión de los implicados descarta un posible atentado en contra de la presidenta municipal, Leticia Salazar Vázquez”. El párrafo cierra con la frase “cuyos escoltas resultaron ilesos”.

Esto último, aparentemente remata la intención de evitar ubicar a Salazar Vázquez como ocupante de alguna de las unidades atacadas.

Lo cierto, contrario a lo que se señala, es que, si nos atenemos al buen uso del idioma,  lo ocurrido el domingo pasado si fue un atentado ya que una de las acepciones de esta palabra, que se convirtió en una especie de manzana de la discordia lingüística, refiere a una agresión contra la vida o la integridad física de alguien.

El interés de evitar calificar los hechos con ese término se debe  a la  interpretación subjetiva, y en este caso destacadamente política,  que podía provocar dicha palabra.  Sin embargo quien ubicó las cosas en este terreno, porque así le conviene, fue la propia alcaldesa de Matamoros.

En su cuenta de Facebook agradeció a quienes, dijo,  se preocuparon por su integridad física “al saber del ataque que sufriera el día de ayer a manos de delincuentes”. Así Salazar Vázquez se ubicó en el sitio y momento en los que se dio la agresión.

Sin embargo la parte del mensaje que implícitamente descarta la versión de la confusión, dándole esa interpretación subjetiva e indeseable para otros, cita “Quiero decirles que estoy bien, y que seguiré trabajando en todos los temas que afectan a nuestras familias de Matamoros incluido el de seguridad. Lo ocurrido ayer me da energía y me pone firme para seguir adelante”


Obviamente que la presidenta no iba a desperdiciar la oportunidad de sacar raja política del asunto.

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