Después de que se filtró una conversación telefónica en la que aseguró que el secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna, le interviene sus llamadas y que la vocera de la Presidencia de la Republica Alejandra Sota, se encarga de filtrarlas, Josefina Vázquez Mota, tuvo que desdecirse.
Los comentarios que le hizo a uno de sus colaboradores, seguramente pensando que si la estaban grabando pero que no se haría público el contenido, lo que hicieron evidente es que la candidata del PAN tiene diferencias con los dos altos funcionarios de la presidencia.
La primera reacción que provocó en el PAN la divulgación de esa llamada fue la de tratar de desviar la atención acusando al PRI de este tipo de prácticas ilegales. La idea es que las acusaciones contra el tricolor desplacen del centro de la atención pública a las que, hasta en tono jocoso, Vázquez Mota hizo en contra de los altos colaboradores del presidente Calderón.
Después de escuchar la llamada que le intervinieron y leer sus declaraciones posteriores, una de ellas en las que incluso dijo que con Alejandra Sota la “unen no solo muchas batallas sino incluso también propósitos comunes y una amistad de muchos años”, vemos que como cualquiera que ande en la política la ex secretaria de Educación puede ser incongruente y negarse a sí misma tanto como sea necesario.
El vocero del PAN, Javier Lozano, entró al quite en el asunto. Dijo sospechar que priistas realizan espionaje telefónico. “Lo puedo sospechar, por la historia de esos angelitos”. Es obvio que harán cualquier cosa con tal de sofocar el escándalo provocado por las afirmaciones de Vázquez Mota.
Una manera muy burda de señalar la paja en el ojo ajeno.
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