lunes, 18 de octubre de 2010

MINEROS: CHILE PARA LOS MEXICANOS


Los mexicanos somos  especialmente ingeniosos para hacer de cualquier cosa, incluso de la tragedia, motivo de chistes.  Esa es una peculiar característica del mexicano.

El rescate de los 33 mineros chilenos  que por más de dos meses permanecieron atrapados en la mina San José, provocó un enorme torrente de chascarrillos sobre ese tan feliz final, que acaparó la atención en todo el mundo.

Casi inmediatamente a la salida de los primeros chilenos de la mina, en Twitter se desató el humor con el que los mexicanos nos reconocemos tan capaces de burlarnos de nuestros defectos e incluso de las circunstancias adversas.

Con el título de “Si los mineros fueran mexicanos”, en esta red social se desató el ingenio para relacionar lo ocurrido a los mineros chilenos con todo tipo de situaciones absurdas.

#silosminerosfueranmexicanos ya estaría un comercial diciendo: envía MINERO al 2111 y baja el juego MINEROS y salva a tu favorito!".

#silosminerosfueranmexicanos ya hubieran rayado la capsula con la frase “puto el ultimo”

#silosminerosfueranmexicanos los hubiesen encontrado en huelga.

#silosminerosfueranmexicanos : Y el último en salir en estos momentos es... Ah Cabrón!! Jefe Diego !! ¿¿ Qué hace usted ahí??

#silosminerosfueranmexicanos televisa hubiera hecho un programa llamado "cavando por un sueño"

El humor en los mexicanos es una forma de hacerle frente a las asperezas de la vida.   Incluso hasta las peores desgracias pueden convertirse en tema de broma.   

Por ejemplo, luego de la explosión que en 1984 devastó San Juan Ixhuatepec provocando un terrible incendio que causó cientos de muertos – tragedia conocida como la Explosión de San Juanico-   surgieron decenas de chistes sobre el caso.       

A alguien se le ocurrió una especie de conclusión para todas las ocurrencias sobre el tema: “Que  no se contaran los chistes de San Juanico porque ya estaban muy quemados”.

Nos burlamos de la muerte. 
 
Bromeamos con nuestros defectos. 

En la sátira encontramos válvula de escape a la crudeza de nuestra realidad. 

Todo lo tratamos con ironía.

Hacemos mofa de nosotros mismos.

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