lunes, 29 de septiembre de 2008

HACINAMIENTO COMO POLITICA DE VIVIENDA

Desde hace unos meses, inició una discusión sobre el impacto que tiene el crecimiento poblacional tan acelerado que tiene Reynosa desde hace unos años, pero acentuado en los últimos diez. Uno de los temas más polémicos que se da, es el de la construcción de vivienda que terminará financiada por el Instituto del Fondo para la Vivienda de los Trabajadores.

Son viviendas reducidas, que siguen la tendencia por construirlas cada vez de menores dimensiones ya que están dirigidas a un mercado cautivo. Son casas habitación para los asalariados que no tienen otra posibilidad de adquirirlas. La gran contradicción de esto es que efectivamente sus moradores tendrán un patrimonio, el principal de una familia, pero con él adquieren los riesgos de esta estrechez, que terminará influyendo en el deterioro de su salud emocional.
Diversos estudios han demostrado que la falta de espacio representa un elemento que propicia conductas agresivas. Por ejemplo, el sicólogo urbanista de la Universidad Nacional Autónoma de México, Javier Urbina, refiere que el hacinamiento provoca una influencia muy alta en el bienestar sicológico de los habitantes de una vivienda de ese tipo, porque al paso del tiempo, este tipo de convivencia suele traer consigo fuertes conflictos . “Cuando alguien quiere estar solo y no tiene dónde, representa una presión muy seria”, dice.

Entre 1972 y 2007, en Tamaulipas el Instituto del Fondo Nacional de Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), ha financiado la adquisición de poco más de 250 mil viviendas. En ocho años, desde 1999, entregó recursos para la compra de 179 mil casas en la entidad, el 71 por ciento del total de esos 35 años. Para el 2008 se tiene una meta estimada de financiamiento para poco más de 25 mil unidades.

Este gran negocio ha influido para que la legislación de desarrollo urbano en Tamaulipas haya sufrido modificaciones para propiciar el máximo aprovechamiento de la tierra, de tal manera que las dimensiones de los terrenos residenciales fueron reduciéndose al grado de que actualmente ese tipo de viviendas se construyen en terrenos de 90 metros cuadrados en promedio. El espacio destinado a la habitación en consecuencia es más reducido.

Como estas casas adquiridas con recursos del Infonavit, representan un multimillonario negocio, porqué además es común el uso de materiales de baja calidad en la edificación, lo que impera es el factor económico. El concepto de habitabilidad, que en términos generales es la cualidad de que una residencia sea habitable, está ausente en este tipo de construcciones. Su tamaño propicia que no tengan una funcionalidad adecuada, que el tránsito entre áreas de la casa se dificulte, que no haya privacidad para los moradores y que los cuartos terminen utilizándose para propósitos distintos a los que fueron diseñados. Entonces es previsible que este amontonamiento pronto deriva en situaciones de conflicto por la ocupación de los espacios.

Esta masificación de la vivienda en el estado, desde el punto de vista oficial atiende una de las necesidades básicas de los trabajadores. En las estadísticas oficiales puede presentarse como la consecuencia de un desempeño positivo del gobierno. El problema es que las características de la construcción y diseño, a la larga se convertirán en una seria amenaza para la salud emocional de los adquirientes. No aseguran una adecuada calidad de vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pobre gente. El gobierno es el culpable de todo eso que pasa con el infonavit. Mientras que los politicos tengan sus casonas, que les importa lo demas

saludos