sábado, 27 de septiembre de 2008

REFORMA ELECTORAL SIN DEMOCRACIA

Los diputados tamaulipecos tienen ya poco tiempo para presentar, discutir y aprobar, la iniciativa para la reforma electoral en el estado. La reforma a la constitución local y a la legislación electoral de Tamaulipas, es un mandato que el Congreso local tiene que cumplir porque así quedo señalado en los artículos transitorios del decreto que reformó diversos artículos de la Constitución general de la república.

En términos generales, seguramente, esa iniciativa no incluirá mayores novedades con relación a las modificaciones legales impuestas a las legislaturas de los estados para adecuar las leyes locales a las que se aprobaron a la constitución general. La reforma electoral de Tamaulipas deberá incluir cambios legales para que se limite la Influencia del dinero en las campañas políticas y en las elecciones; para terminar con las campañas adelantadas y que prohíban a partidos políticos y candidatos la contratación de tiempo en la radio y televisión o que la propaganda oficial promueva la imagen, la voz o los nombres de servidores públicos, entre otros.

Pero lo verdaderamente importante en el sentido más amplio de la democracia, la implicación de fondo de un sistema electoral equitativo, solo quedará en el discurso, como ocurrió con el dictamen aprobado por el senado a fines del 2007 para dar paso a la reforma electoral federal.

El citado dictamen, en una parte refiere que la realidad política de México requería de instrumentos legales que permitieran que la competencia electoral fuera más equitativa y justa. Que la reforma sentaría las condiciones para que seamos una nación democrática y justa. Eso fue parte del discurso. Algo había que poner ya que tenían que llenar un apartado de consideraciones en la redacción del dictamen.
La realidad política del país, desafortunadamente implica una disociación total entre lo electoral y sus resultados y un sistema democrático y la justicia. A lo largo del tiempo, generación tras generación, la población mexicana ha sido explotada, abusada y maltratada. Hasta ahora, todos los cambios que se han hecho a las leyes, que en muchos de los casos se presentaron como avances significativos para la democracia mexicana, en nada han contribuido para resarcir a los mexicanos por la histórica carga de injusticia que ha pesado sobre sus hombros.

La democracia no se restringe al aspecto electoral. No es quien gane o pierda una elección en condiciones de participación equitativa. Es un asunto mucho más complejo, que los políticos dibujan magistralmente en su discurso. La democracia es que los poderes públicos garanticen, cabal y plenamente, porque ese es su mandato, una justa distribución de la riqueza y el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de las personas, tal como lo establece la constitución.

Entendido así, la realidad social del país no corresponde para nada a la de una democracia. La brutal concentración de la riqueza es la expresión más clara de la inexistencia de un sistema democrático en México. Las consecuencias de esa expoliación económica que sufren la mayoría de los mexicanos, con los más viviendo en condiciones casi de indigencia, en una cada vez más grande pobreza material y de oportunidades, son la negación de la ficción que pretenden crear quienes mal gobiernan y aquellos que les disputan la función pública.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que agradable es poder leer los comentarios del Sr.Lic.Rojas Molina, siempre tan aguerrido, veraz y oportuno...le felicito!! y le reitro mi admiracion, ademas de esperar con paciencia inusitada su siguiente reportaje!!!

atte: una admiradora de Reynosa