jueves, 27 de enero de 2011

EGIDIO TORRE: LA GIRA DEL AVASALLAMIENTO


 El  gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú,  realizó una visita a Reynosa.  Cumplió una agenda de reuniones con el Ayuntamiento, con empresarios locales y con funcionarios de la presidencia municipal.   

Todas en el interior del Palacio Municipal. 

Las reuniones fueron privadas.  Se establecieron estrictos controles de seguridad que volvieron el edificio municipal zona vedada para quienes no fueron convidados.  Desde temprano se impidió el acceso al edificio a todo aquel que no formara parte de ese “selecto” grupo de representantes de la sociedad. 
  
Las autoridades locales cedieron el control de su edificio al personal de custodia del mandatario estatal.

Tanta vigilancia para una agenda que consistió básicamente en una salutación entre el gobernador y sus invitados.

Nadie más pudo entrar al edificio.  A los empleados que ocupan  la planta baja y el segundo y tercer piso de la presidencia municipal se les prohibió terminantemente que se acercaran a la primera durante el tiempo de la visita de Torre Cantú. 

La prensa local fue tratada con desprecio por parte del personal del gobierno estatal. A los reporteros  les negaron la entrada y los obligaron a quedarse detrás de la valla que se instaló para controlar  el acceso.   Un trato humillante.

La agenda del mandatario estatal inició  poco después de las once y media de la mañana.  A los trabajadores de los medios de comunicación se les dijo bruscamente que quizá hasta terminada la visita a la presidencia el gobernador los atendía.  Los que se quedaron tuvieron que esperar hasta después de las tres de la tarde.

Es impresionante el operativo policial para la custodia de Torre Cantú.  Las medidas de seguridad son tan excesivas que en Reynosa terminaron en actos vejatorios para reporteros y particulares.

Para muchos la nota fue precisamente eso.       Lo peor de todo es que por la tarde, casi a la hora en que el gobernador se retiraba al aeropuerto,  la violencia volvió a la ciudad.   La población como siempre está a la buena de Dios.

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